FILOSOFÍA POLÍTICA Y DERECHO2: PROBLEMA DEL MAL. El problema del mal o también, paradoja de Epicuro, es estudiado en filosofía de la religión, en Teodicea y en Metafísica como el problema que resulta al considerar la compatibilidad entre la presencia del mal y del sufrimiento en el mundo con la existencia de Dios omnisciente, omnipresente, omnipotente y omnibenevolente.
Problema del mal
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El problema del mal o también, paradoja de Epicuro, es estudiado en filosofía de la religión, en Teodicea y en Metafísica como el problema que resulta al considerar la compatibilidad entre la presencia del mal y del sufrimiento en el mundo con la existencia de Dios omnisciente, omnipresente, omnipotente y omnibenevolente.
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En la historia [editar]
El filósofo alemán Leibniz, en Ensayos de teodicea acerca de la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal,[1] obra escrita en 1710, introdujo el concepto de teodicea o de "justicia de Dios’" para describir el estudio formal de este asunto.
Pero el misterio de la existencia del mal en el mundo es más antiguo. Ya Homero escribe en La Odisea una queja de Zeus, que se expresa así:
David Hume cita a Tertuliano —quien a su vez citó a Epicuro— planteando el argumento mediante una serie de preguntas:
Definición del problema [editar]
El problema del mal surge de la suposición de que un Dios omnisciente y todopoderoso debería ser capaz de arreglar el mundo según sus intenciones. Como el mal y el sufrimiento existen, puede parecer que Dios quiere o permite que existan, por lo que no sería perfectamente bueno, o no sería omnisciente porque no se percata de todo el sufrimiento del mundo, o no es todopoderoso ya que no puede arreglar el mundo para eliminar de raíz el mal.
Argumentos [editar]
Problema del mal lógico
- Dios existe. (premisa)
- Dios es omnipotente y omnisciente. (premisa — o por definición de la palabra Dios)
- Dios es todo-benevolente. (premisa — o por definición)
- Los seres todo-benevolentes se oponen a todo mal (premisa — o por definición)
- Los seres todo-benevolentes que pueden eliminar al mal lo harán inmediatamente en cuanto se den cuenta de la existencia de este (premisa)
- Dios se opone a todo mal. (conclusión del 3 y 4)
- Dios puede eliminar el mal completa e inmediatamente. (conclusión del 2)
- Sin importar cual sea el resultado del sufrimiento, Dios puede lograrlo de maneras que no incluyan sufrimiento. (conclusión del 2)
- Dios no tiene razón para no eliminar el mal. (conclusión del 7.1)
- Dios no tiene razón para no actuar inmediatamente. (conclusión del 5)
- Dios eliminaría el mal completa e inmediatamente. (conclusión del 6, 7.2 y 7.3)
- El mal existe, ha existido y probablemente siempre existirá. (premisa)
- Los párrafos 7 y 8 son contradictorios; De manera que una o más premisas son falsas: o Dios no existe, o Dios no es simultáneamente omnipotente, omnisciente y todo-benevolente, o los seres todo-benevolentes que pueden eliminar el mal no lo harán necesariamente en el momento en el que se den cuenta del mismo, o el mal no existe.
Razonamiento inductivo del mal
- Todo mal en el tipo de entidades creadas es resultado de la falibilidad de su(s) creador(es). (premisa)
- El universo es una entidad creada. (premisa)
- El universo contiene mal. (premisa)
- El mal es el resultado de las acciones de un creador(es) falible(s) o no es el resultado de ningún creador(es). (Del 1, 2 y 3)
- Si Dios creo el universo, entonces, Él es falible. (Del 4)
- Entonces, o Dios no creo el universo, o es imperfecto, o no existe. (Del 5)
Debate religioso y argumentos ateístas [editar]
Las personas creyentes resuelven el problema con una analogía: según las leyes de la física, el frío como tal no existe, ya que sólo existe la ausencia de calor, por consiguiente el frío sería un término inventado por el hombre cuando siente poco calor. Lo mismo ocurre con la luz y la oscuridad, pues físicamente hablando, la oscuridad es sólo la ausencia de luz.
De la misma manera, Dios no crearía el mal, ya que el mal no existiría. Sólo existiría la ausencia del bien, por lo tanto la respuesta teológica se resume en que el mal sólo existe no por Dios directamente sino como consecuencia de la toma de decisiones del ser humano que no tiene o no consulta a Dios. Dios no es el autor del mal, directa ni indirectamente, pues él sólo creó cosas buenas y al dotarlas de libertad, ellas son las únicas responsables del mal y no Dios.
Sin embargo, desde el punto de vista no creyente se contraargumenta considerando que caeríamos en un problema de la misma índole, ya que Dios estaría permitiendo la "ausencia de bien", que es, en otras palabras, el mal mismo; o bien sería consciente de que la ausencia de bien no es beneficiosa para el ser humano y aún así, estaría permitiéndolo, bien porque quiere (sería malévolo) o bien porque no puede (no sería omnipotente).
Aunque según algunos esta solución aleja un paso el problema, ya que entonces Dios no sería omnipresente (podría estar ausente de algún lugar de su Creación).
A esto se responde por parte de personas creyentes que Dios es un ser superior a todo, incluso a las propias características que lo transforman en Dios, por lo que Dios sería capaz de controlar su omnipresencia y no al revés, es decir, que su omnipresencia no lo controla a él.
De acuerdo a la Navaja de Occam no ha de presumirse la existencia de más cosas que las absolutamente necesarias por lo que presumir conocimiento sobre las características intrínsecas de Dios puede llegar a ser problemático. Aunque la Navaja de Occam es también utilizada desde el ateísmo para argumentar que presumir la existencia de Dios no es absolutamente necesario para explicar la realidad, y por lo tanto no es la solución correcta. Sin embargo, la misma Navaja de Occam admite que la simpleza no implica, por sí misma, que una proposición sea realidad, y no por ser usada en un sentido dado, puede dejar de ser usada en el contrario, como en el primer caso citado en este párrafo.
La Iglesia Católica ha adoptado dos respuestas principales al problema del mal y del sufrimiento: La teodicea propuesta por San Agustín, y la propuesta por San Ireneo.
Teodicea de San Agustín [editar]
Esta se enfoca en la historia del Génesis, que básicamente señala que Dios creó el mundo y que fue bueno: la maldad es meramente una consecuencia de la caída del hombre (el pecado original). San Agustín señala que las catástrofes naturales, son un resultado directo de esta caída o pecado original del hombre. Asimismo, el mal infligido por el hombre resulta ser una consecuencia de haberse alejado de Dios y de el camino elegido por él. San Agustín señala que Dios no pudo haber creado la maldad en el mundo, puesto que él creó el mundo como algo bueno. El mal no puede ser separado y considerado como algo único o independiente, por ejemplo: La ceguera no es una entidad separada e independiente, sino simplemente la privación de la vista. Por tanto, la teodicea según la perspectiva de San Agustín, señala que el problema del mal y del sufrimiento, no viene dado porque Dios lo hubiera creado, sino porque el mismo hombre eligió desviarse del camino del bien.
Referencias [editar]
- ↑ Essais de Théodicée sur la bonté de Dieu, la liberté de l'homme et l'origine du mal.
Bibliografía [editar]
- Vittorio Possenti (1998). Dios y el mal. Ediciones Rialp. ISBN 9788432131561.
- Julio Martín Castillo (1997). Realidad y transcendentalidad en el planteamiento del problema del mal según Xavier Zubiri. Università Gregoriana. ISBN 9788876527326.
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