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Filosofía política y derecho2

FILOSOFÍA POLÍTICA Y DERECHO2: MORAL. Se denomina moral o moralidad al conjunto de creencias y normas de una persona o grupo social determinado que oficia de guía para el obrar (es decir, que orienta acerca del bien o del mal —correcto o incorrecto— de una acción o acciones).

Moral

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Para el género dramático medieval, véase Moralidad (teatro).

Se denomina moral o moralidad al conjunto de creencias y normas de una persona o grupo social determinado que oficia de guía para el obrar (es decir, que orienta acerca del bien o del mal —correcto o incorrecto— de una acción o acciones).

La moral son las reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser humano en relación con la sociedad y consigo mismo. Este término tiene un sentido positivo frente a los de «inmoral» (contra la moral) y «amoral» (sin moral). La existencia de acciones y actividades susceptibles de valoración moral se fundamenta en el ser humano como sujeto de actos voluntarios. Por tanto, la moral se relaciona con el estudio de la libertad y abarca la acción del hombre en todas sus manifestaciones.

«No existen fenómenos morales, sino sólo una interpretación moral de los fenómenos» (Friedrich Nietzsche).

La palabra «moral» tiene su origen en el término latino mores, cuyo significado es ‘costumbre’. Moralis (< latín mos = griego ‘costumbre’). Por lo tanto «moral» no acarrea por sí el concepto de malo o de bueno. Son, entonces, las costumbres las que son virtuosas o perniciosas. La moral podría definirse también como «la suma total del conocimiento adquirido con respecto a lo más bueno a lo que una persona se apega».

Los antiguos romanos concedían a las mores maiorum (‘costumbres de los mayores’, las costumbres de sus ancestros fijadas en una serie continuada de precedentes judiciales) una importancia capital en la vida jurídica, a tal grado que durante más de dos siglos (aproximadamente hasta el siglo II a. C.) fue la principal entre las fuentes del Derecho. Su vigencia perdura a través de la codificación de dichos precedentes en un texto que llega hasta nosotros como la Ley de las XII Tablas, elaborado alrededor del 450 a. C.

Los conceptos y creencias sobre moralidad son generalizados y codificados en una cultura o grupo y, por ende, sirven para regular el comportamiento de sus miembros. La conformidad con dichas codificaciones es también conocida como moral y la civilización depende del uso generalizado de la moral para su existencia.

La moral también es identificada con los principios religiosos, y los valores que una comunidad está de acuerdo en respetar.

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[editar] Historia

La moral comenzó a ser enseñada en forma de preceptos prácticos, como en el Libro de la sabiduría y los Proverbios del rey Salomón, las Máximas de los siete sabios de Grecia, los Versos dorados (y otros) de los poetas de Grecia o bien en forma de apólogos y alegorías hasta que revistió carácter científico en las escuelas de Grecia y Roma.

Ocupa importante lugar en las enseñanzas de Pitágoras, Sócrates, Platón, Aristóteles, Epicuro y, sobre todo, entre los estoicos (Cicerón, Séneca, Epicteto, Marco Aurelio, etc.). Los neoplatónicos se inspiraron en Platón y los estoicos cayeron en el misticismo. Los modernos han profundizado y completado las teorías de los antiguos.[1]

La ética estudia la moral.

La moral comenzó a ser enseñada en forma de preceptos prácticos, como en el Libro de la sabiduría y los Proverbios del rey Salomón, las Máximas de los siete sabios de Grecia, los Versos dorados (y otros) de los poetas de Grecia o bien en forma de apólogos y alegorías hasta que revistió carácter científico en las escuelas de Grecia y Roma.

[editar] Acción y moral

Toda acción humana es en esencia social. Directa o indirectamente está correlacionada con la vida del conglomerado social en el cual se encuentra inmerso el protagonista de la acción consciente. Para una armónica y feliz convivencia se requiere la observación de un mínimo de normas. La ética se ocupa de las normas o reglamentos que rigen el comportamiento o conjunto de acciones individuales o colectivas. Si la acción se ajusta a la norma se denominará acción éticamente buena. En caso contrario será considerada y juzgada como acción éticamente mala o inadecuada.

Toda acción social tiene efectos en el medio en donde se desenvuelve la vida de los actores sociales. Estos efectos podrán clasificarse como buenos o malos, deseados o indeseados, admitiendo atributos intermedios entre ambos extremos. Puede decirse que la ética describe la acción social en función de los efectos que produce según una previa clasificación de los mismos.

Si calificamos a los efectos como buenos o malos, luego, las acciones que los producen, así como la actitud y la persona de la cual proviene, heredan esos calificativos asignados.

[editar] Moral y ética

Muchos autores consideran como sinónimos a estos términos, debido a que sus orígenes etimológicos son similares.

Sin embargo, en el ámbito de la filosofía se considera a la ética como la disciplina filosófica que estudia a la moral. Es decir, el uso que le ha dado la gente ha convertido a la moral en el objeto de estudio de la ética.

De ahí que podemos decir que una ética propuesta es el conjunto de normas sugeridas por un filósofo, o proveniente de la religión, en tanto que «moral» vendría a designar el grado de acatamiento que los individuos dispensan a las normas imperantes en el grupo social. En un sentido práctico, ambos términos se hacen indistinguibles y por ello se los considera equivalentes.

El matiz que las delimita está en la observación o aplicación práctica de la norma que entraña el mandato ético. Por ello, la norma ética siempre será teórica, en tanto que la moral o costumbre será su aplicación práctica.

Por otro lado la moral se basa en los valores que la conciencia nos dicta, a su vez, basado en costumbres aprendidas, por lo tanto, la moral no es absoluta o universal, ya que su vigencia depende de las costumbres de una región, de la misma manera que la ética tampoco tiene una validez absoluta al ser ambas imperativos categóricos.

[editar] Moral objetiva

Al conjunto de normas morales se le llama "moralidad objetiva", porque estas normas existen como hechos sociales independientemente de que un sujeto quiera acatarlas o no. Los actos morales provienen del convencimiento de que el actuar de un individuo siempre se realiza por ciertos fines y que todo el que hace algo, lo debe hacer con un fin, a menos que no controle su razón, como ocurre en variadas situaciones. Sin embargo, las realidades sociológicas sugieren que las personas suelen actuar por inercia, costumbre, tradición irrazonada o la llamada "mentalidad de masa".

Opuesto a esta postura de auto-justificación, está la aceptación, por parte del individuo, de su responsabilidad. Usando los valores morales, puede convertirse en el artífice de su propio destino, o de un mejor destino.

A lo largo de la historia, y de cultura en cultura, han existido distintas visiones de la moral. Generalmente, la moral es aplicada a campos en los cuales las opciones realizadas por individuos expresan una intención relativa a otros individuos; incluso no miembros de la sociedad. Por lo tanto, existe una disputa académica sobre si la moral puede existir solamente en la presencia de una sociedad o también en un individuo hipotético sin relación con otros. La moralidad se mide también cuando la persona está sola, no siendo observada por nadie, por ejemplo, en situaciones donde se requiere tener mucha integridad.

[editar] Autonomía y heteronomía

Una concepción de la moralidad puede tender hacia cualquiera de las posibles direcciones en un campo determinado. De hecho, existen morales que recomiendan ciertas restricciones sobre el comportamiento (heteronomía), así como existen morales que recomiendan una autodeterminación totalmente libre (autonomía) y una variedad de posiciones intermedias.

[editar] Inmoral y amoral

Dentro del concepto de "moral" surgen otros dos conceptos que son, cada uno a su manera, antónimos y que normalmente se confunden. Uno es el de "inmoral", el cual hace referencia a todo aquel comportamiento o persona que viola su propia moral o la moral pública. Esta persona estaría actuando de forma incorrecta, estaría actuando mal.

El otro concepto es el de «amoral», el cual hace referencia a las personas que carecen de moral, por lo que no juzgan los hechos ni actos como buenos o malos, correctos o incorrectos. La mayor defensa de la amoralidad la realizan los taoístas.

El taoísmo dice que la moral corrompe al ser humano, obligándolo a hacer cosas buenas cuando no está preparado y prohibiéndole hacer cosas malas cuando necesita experimentar para darse cuenta de las repercusiones de sus actos.[cita requerida] Todo lo «moral», según ellos, implica forzar la naturaleza del ser humano y es fruto de la desconfianza y el miedo a los demás, a lo que puedan hacer si no están sometidos al estricto gobierno de unas leyes que rijan su comportamiento. Es evidente que esta postura ha echado raíces en el primer mundo donde la mentalidad liberal viaja paralelamente opuesta a los valores morales: «Vive conforme a tu criterio y no sigas lo establecido». Aparentemente la moralidad no ha sido suplantada, especialmente en países con altos índices de religiosidad, sin embargo en países socialmente más desarrollados, se ha desvanecido para dejar solamente a la ética sin una moral basada en la religión (de rebaño), acercándose un poco al superhombre nietzscheano.

[editar] La moral según la corriente filosófica

En cuanto al origen de las normas éticas, podemos citar el esquema siguiente:

  • Sociologismo: Esta concepción defiende que las normas morales se originan en la sociedad y de ella reciben la fuerza y el vigor para imponerse a los individuos.
  • Marxismo: En su último escrito económico, las Glosas a Wagner, Marx comienza diciendo: «Yo no parto del hombre, sino de un periodo social dado». Con esto estaba significando que, según lo ha venido demostrado la historia como criterio de verdad, en cuanto a las distintas concepciones y formas del comportamiento humano, la ética no es una categoría social cuyos contenidos normativos sean de validez práctica (moral) absoluta, universal y eterna, como ha pretendido Kant con su imperativo categórico, sino que esos contenidos están sujetos al relativismo histórico de los distintos sistemas de vida que los seres humanos divididos en clases fueron adoptando en distintos períodos de su existencia como especie, desde que superaron la barbarie. Así, para Marx, hay una moral y un tipo de ser humano correspondiente a cada período de la historia, en tanto prehistoria del ser humano genérico liberado de toda necesidad exterior, natural o social, que es lo que se está gestando en la moral de los comunistas. Tal como sucede en la base o estructura material de la sociedad, donde los distintos modos de producción configuran sus respectivas formaciones sociales que hasta ahora han correspondido a otras tantas etapas o periodos del desarrollo de las fuerzas productivas, asimismo, las distintas superestructuras éticas, morales, jurídicas, ideológicas y políticas, fueron la expresión periódicamente cambiante de los intereses de las distintas clases dominantes al interior de cada una de las formaciones sociales que han venido configurando la progresiva periodización característica en lo económico-social, político, moral y cultural de los seres humanos a través de su prehistoria.
  • Historicismo: Esta posición proclama que, a lo largo de la Historia y según un ritmo variable, la sensibilidad vital de unas generaciones es sustituida por la de otras y, de acuerdo con este proceso, al mismo tiempo que unos principios cobran vigencia, otros desaparecen.
  • Teologismo: Esta corriente propugna que las normas morales tienen origen divino. Podemos encontrar una postura teológica, con relativa frecuencia, en los pueblos primitivos, por ejemplo, en Israel y su moral de los profetas: en Egipto y su moral de los faraones, etc.
  • Teoría de la ley natural: Existe una amplia pluralidad de teorías que fundamentan sus opiniones éticas y las normas morales en la ley natural. De entre ellas, sin duda alguna, la más importante es la teoría escolástica, según la cual todas las personas poseen una idéntica naturaleza, que es la naturaleza humana. Ésta guarda una profunda relación de orden con el resto de los seres y, sobre todo, con Dios.
  • Relativismo moral. Una postura filosófica que tiene mucha aceptación es la que acepta el relativismo de la moral, por lo cual niega la existencia de una moral objetiva, impuesta por la voluntad de Dios o por la vigencia de leyes naturales, sino que supone que se trataría de algo puramente convencional asociado a las diferentes culturas, creencias y épocas.
  • Objetivismo. Postura filosófica que afirma que la única forma de alcanzar la moralidad es por medio del uso de la razón y la aceptación de la realidad en forma objetiva, independiente de la percepción del ser humano.

[editar] Iconografía

Los atributos más ordinarios de la moral son un libro, un freno y una regla. Suele pintársela con un vestido blanco, indicio de la inocencia o de las costumbres puras y arregladas y algunas veces, bajo la figura de la diosa Minerva, con su casco coronado de un mochuelo, símbolo de la cordura.[2]

[editar] Véase también

[editar] Referencias

  1. Diccionario enciclopédico popular ilustrado Salvat (España, 1906-1914)
  2. Diccionario enciclopédico popular ilustrado Salvat (España, 1906-1914).

[editar] Bibliografía

[editar] Enlaces externos

FILOSOFÍA POLÍTICA Y DERECHO: ÉTICA. La palabra ética (del latín ethĭcus, y este del griego ἠθικός se pronuncia ezicos) proviene de la íntima relación con la moral; tanto es así que ambos términos se confunden con frecuencia. Etimológicamente tienen el mismo significado , con diferencia que moral deriva del latín (mos) y ética del griego (ethos).

Ética

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La palabra ética (del latín ethĭcus, y este del griego ἠθικός se pronuncia ezicos) proviene de la íntima relación con la moral; tanto es así que ambos términos se confunden con frecuencia. Etimológicamente tienen el mismo significado , con diferencia que moral deriva del latín (mos) y ética del griego (ethos).

La ética sin embargo, no prescribe ninguna norma o conducta; no manda ni sugiere directamente qué debemos hacer. Su cometido consiste en aclarar qué es lo moral, cómo se fundamenta racionalmente una moral y cómo se ha de aplicar ésta posteriormente a los distintos ámbitos de la vida social. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho moral, busca las razones que justifican la utilización de un sistema moral u otro.

Algunos han dado a la ética el título de arte de vivir bien, lo cual no parece exacto, pues que si se reuniesen todas las reglas de buena conducta, sin acompañarlas de examen, formaría un arte, mas no una ciencia. (Balmes, "Lógica y Ética").

La ética estudia la moral y determina qué es lo bueno, y desde este punto de vista cómo se debe actuar. Es decir, es la teoría o la ciencia del comportamiento moral. Se puede clasificar como lo que define algo como bueno o malo, a diferencia de la moral, lo que define lo correcto e incorrecto.

Su estudio se remonta a los orígenes de la filosofía moral en Grecia y su desarrollo histórico ha sido diverso. Una doctrina ética elabora y verifica afirmaciones o juicios determinados. Esta sentencia ética, juicio moral o declaración normativa es una afirmación que contendrá términos tales como 'malo', 'bueno', 'correcto', 'incorrecto', 'obligatorio', 'permitido', etc, referido a una acción o decisión. Cuando se emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones, cosas o acciones. Se están estableciendo juicios morales cuando, por ejemplo, se dice: "Ese político es corrupto", "Ese hombre es impresentable", "Su presencia es loable", etc. En estas declaraciones aparecen los términos 'corrupto', 'impresentable' y 'loable' que implican valoraciones de tipo moral.

La ética es una de las principales ramas de la Filosofía, en tanto requiere de la reflexión y de la argumentación, en este campo es el conjunto de valoraciones generales de los seres humanos que viven en sociedad.

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[editar] Concepto y objeto

Por el nombre de una disciplina filosófica, el concepto de la ética de Aristóteles fue introducido, dijo que la ética es el estudio científico de costumbres y hábitos, aunque desde Sócrates ya se han movido en el centro, la ética del pensamiento filosófico es a su vez socrático. Mientras que el fondo ya estaba representado por los sofistas, Aristóteles cree que no era apropiado por una razón como seres humanos, si sus actos sólo por las convenciones y tradiciones se está supervisando. Aristóteles estaba convencido de que la práctica humana es siempre un ser racional y la reflexión teórica más sólida y accesible. Así, para Aristóteles, la ética es una disciplina filosófica que tiene toda la gama de actividades humanas sobre el tema, el tema de los medios filosóficos someten a una evaluación normativa.

La ética en general ahora se entiende como una disciplina filosófica, cuya tarea es establecer criterios de acción buenos y malos y una evaluación de sus motivos y sus consecuencias. Es la disciplina fundamental de la ética aplicada, que se ocupa de la ética individual, la ética social, la paz, y la ética en el campo con los problemas normativos de su ámbito específico de la vida. La ética como disciplina filosófica se basa únicamente en el principio de la razón. Esto es diferente de la propia clásica, la ética teológica y principios morales que se basan en la voluntad de Dios, aceptar la fe en general, y por tanto, presupone una revelación Divina. Especialmente en el Siglo XX, sin embargo, autores como Alfons Auer desarrollaban la ética teológica como en gran medida autónoma.

El objetivo de la ética es el desarrollo de normas y valores universales. Se distingue de una ética descriptiva, que no es los juicios morales, sino los reales, por vida moral de una sociedad que trata de describir con medios empíricos. La metaética, que está en el comienzo del Siglo XX como disciplina se desarrolló, lo que refleja las estructuras generales de lógica, semántica y pragmática del discurso moral y ético y por lo tanto proporciona la base para dar el descriptivos y normativos de la ética.

[editar] Ramas

La ética se subdivide en diferentes julios, entre ellas:

[editar] Breve historia de la Ética

Desde el inicio de la reflexión filosófica ha estado presente la consideración sobre la praxis. Platón elabora un completo tratado de ética política, la República. Aristóteles hace el primer tratado de ética, la Ética a Nicómaco, basada en la convicción de que todo ser humano busca la felicidad (ética eudemónica). Los estoicos y los epicúreos propusieron comportamientos morales basado en principios opuestos: la virtud, vivida con moderación (estoicismo), y la búsqueda del placer (epicureísmo).

Los filósofos éticos posteriores elaboraron de diversos modos estos principios, hasta la revolución de Immanuel Kant, que rechaza una fundamentación de la ética en otra cosa que no sea imperativo moral mismo. Los filósofos idealistas desarrollaron esta moral del imperativo categórico.

La ética del siglo XX ha conocido aportes importantísimos por parte de numerosos autores: los vitalistas y existencialistas desarrollan el sentido de la opción y de la responsabilidad, Max Scheler elabora una fenomenología de los valores. Autores como Alain Badiou han intentado demostrar que esta principal tendencia (en las opiniones y en las instituciones), la cuestión de "la ética" en el siglo XX, es en realidad un "verdadero nihilismo" y "una amenazante denegación de todo pensamiento".[1] Recientemente, y desarrollando un análisis en profundidad de los orígenes y fundamentos de la ética, han aparecido diversos estudios sobre el papel de las emociones en el desarrollo de un pensamiento ético antifundacionalista, como han indicado Richard Rorty o Jordi Vallverdú (www.vallverdu.cat). En las últimas dos décadas, el filósofo escocés MacIntyre establece nuevas herramientas de análisis histórico-filosófico de distintas versiones rivales de la ética.

[editar] Cuestiones filosóficas sobre la ética

La disciplina filosófica de la ética es también llamada filosofía moral. Está buscando respuestas a la pregunta de cómo actuar en determinadas situaciones - es decir, "¿Cómo debo comportarme en esta situación?" La formulación más simple y más clásica de tal pregunta es de Immanuel Kant: "¿Qué debo hacer?".

Sus resultados serán aplicables en la ética (o moral) y en las normas, que incluyen que, bajo condiciones determinadas, ciertas acciones requeridas son prohibidas o permitidas. En lo que se buscó en la ética de respuestas sencillas a la cuestión de la acción correcta, la cuestión que se plantea es la posibilidad de las normas universales de ética y su justificación. Esta discusión de las bases de la ética, sus criterios y métodos es una parte importante de esta disciplina filosófica, también conocida como metaética. rene pupuj

[editar] Objetivos

La ética es una ciencia práctica, no es un conocimiento por sí mismo, sino por la responsabilidad de una práctica. Su objetivo es proporcionar a las personas el apoyo a sus decisiones morales. Esta ética puede, sin embargo, limitarse a fijar los principios generales de buena conducta o de ética a juzgar a todos los juicios de valor de la preferencia por ciertos tipos de situaciones problemáticas. La aplicación de estos principios a los casos individuales no es generalmente accesible por ellos, pero la tarea de razonamiento práctico y la conciencia son capacitados. Aristóteles compara con la habilidad del médico y el timonel. Estos tienen un conocimiento teórico, pero la situación-plan específico debe ser utilizado. En consecuencia, es necesario y práctico los principios generales de discernimiento, que siempre se aplican a nuevas situaciones y circunstancias. Se desempeña en la justa decisión moral, además de los conocimientos de los principios generales, la formación de la experiencia de discernimiento es un papel importante.

[editar] Límites a disciplinas adyacentes

La teoría de la elección racional responde a la pregunta: ¿Cómo debo actuar?. Sin embargo, difiere de las cuestiones éticas, el hecho de que las teorías de la acción racional -no en cualquier caso- son también las teorías del bien moral. De las teorías éticas, con un general dice ser diferentes teorías de la decisión racional en que sólo los objetivos y los intereses de un individuo o un sujeto colectivo (por ejemplo, ser considerado una empresa económica o de un Estado).

Además, la ley pide a la manera de ser objeto de comercio. A diferencia de ellos, es un procedimiento específico, establecido de hecho legal (derecho positivo), cuyas normas se interpreta y aplica. Cuando la ley trata como una filosofía del derecho, el derecho, la política o la legislación, la doctrina de la justificación de las normas jurídicas, se aproxima a la ética. Incluso la ética por motivos religiosos puede dar respuestas a la pregunta de cómo ser objeto de comercio. En contraste con la ética filosófica a tierra no pretende en cada caso sus respuestas se basan en cada uno de los argumentos de trazabilidad, pero puede depender de tal revelación divina como fuente de normas (véase, por ejemplo, el "deber ser"; declaraciones de los Diez Mandamientos en el judaísmo).

Con las normas sociales de conducta también se ocupan de las ciencias empíricas, como la sociología, la antropología y la psicología. En contraste con la ética normativa en el sentido filosófico está ahí, pero la descripción y explicación de las creencias existentes de facto, ética, actitudes y pautas de las sanciones y no la justificación o la crítica.

[editar] La Ética material de Aristóteles

Para Aristóteles todos los seres naturales tienden a cumplir la función que les es propia y están orientados a realizar completamente sus potencialidades. El bien, que es lo mismo que la perfección de un ser o la realización de las capacidades es cumplir su función propia, aquello a que solo el puede realizar. También los seres humanos están orientados a la realización plena de la función que les es propia. El problema que se suscita, entonces, es ¿Cuál es la función propia del hombre? Y, suponiendo que haya más de un bien propio del hombre, ¿Cuál es el bien más alto y más perfecto de los que puede alcanzar el ser humano? Aristóteles releva las opiniones de sus contemporáneos al respecto y comprueba que todas parecen estar de acuerdo en que el objetivo supremo del hombre es vivir bien y ser feliz aunque hay muchos desacuerdos respecto de en que consiste la felicidad y el buen vivir. El problema de la felicidad pude ser investigado analítica o sintéticamente.

“...convenimos, pues todos decimos ser el fin universal de nuestra humana vida la felicidad, pero en cuanto a la cosa discrepamos mucho...” (Aristóteles, "Ética para Nicomaco")

Solo son morales las acciones en las que se puede elegir y decidir qué hacer. En cambio, no son morales ni inmorales las acciones padecidas, compulsivas o forzosas. Lo que es moral es la acción que depende de la voluntad. ¿Cuándo se actúa correctamente? la forma correcta de actuar esta pautada por las costumbres de la comunidad a la que se pertenece y se aprende con la educación. Cuando se actúa de acuerdo con estas pautas, se vive bien y se es virtuoso.

[editar] Teorías éticas

Las teorías de la filosofía ética o moral se pueden distinguir de acuerdo a los criterios de sus bases para la determinación del bien moral. El bien moral puede ser determinada por:

  • Las consecuencias (ética teleológica) consecuencialismo;
  • Disposiciones de comportamiento, rasgos de carácter y virtudes (ética de la virtud);
  • La intención del actor (ética disposición);
  • Objetivos hacia hechos morales, como objetivo de las evaluaciones morales sobre la propiedad o la acción (ética deontológica);
  • Optimización de los intereses o de las partes interesadas (de preferencia), la ética utilitarista, de la felicidad (eudaimonía), o del bienestar.

[editar] Epistemología y problemas metafísicos de la ética

[editar] Es y debe

La ética teleológica es generalmente mercancía de ética, que indica ciertos bienes (por ejemplo, la "felicidad" o "deseo"), así como para los seres humanos, y por lo tanto deseable.

Hume ha planteado la objeción de que la transición de ser no-debe "para ser legítimo (" Ley de Hume "). Bajo la falacia de la partida "naturalista" de George Edward Moore ha planteado las cuestiones estrechamente relacionadas, pero que no son estrictamente los mismos.

Como se destaca más adelante, los positivistas, deben estar epistemológicamente entre las tasas y tarifas de destino, y se diferencian por su relación diferente a los sentidos. La distinción epistemológica entre es y debe se basa en la ciencia empírica moderna. Quien no acepta esta distinción, o bien debe postular a un ser que no es directamente o indirectamente detectables, o se debe considerar lo que debe perceptible.

Las normas éticas se derivan de supuestas declaraciones sobre los seres, con frecuencia pasan inadvertidos por el uso de la ambigüedad normativa y empírica de términos como "esencia", "Naturaleza", "determinación", "función", "final", "sentido" u " Objetivo alcanzado". Así, la palabra "objetivo" es incluso lo que en realidad busca una persona (Su meta es graduarse). La palabra objetivo puede referirse también a lo que debe perseguir a un hombre (que se centra sólo en el material, que se perdió el objetivo real de la existencia humana).

La ambigüedad inadvertida empírico-normativa de ciertos términos conduce a falacias lógicas tales como: "La esencia de la sexualidad es la procreación. Por lo tanto, la anticoncepción no está permitida, porque no refleja la naturaleza de la sexualidad".

Tomando nota de que esto se supone que se han deducido lógicamente de que el ser es una justificación de las normas aún no desesperada. Porque, además de las declaraciones normativas y de los registros, hay voluntades. La expresión de la voluntad de una persona: "Yo quiero ser molestado en la siguiente hora por cualquier persona" incluye la norma: "Nadie me moleste en la hora siguiente".

[editar] Bibliografía

Algunos autores contemporáneos en lengua castellana son (por orden alfabético):

Escritores de otras nacionalidades o comunidades lingüísticas:

[editar] Véase también

[editar] Referencias

[editar] Bibliografía

  • Hugo Aznar, Ética y Periodismo. Códigos, estatutos y otros documentos de autorregulación, Paidós, 1999.
  • (2000) «El problema Ético», Filosofía y Formación Ética y Ciudadana. a-Z, pp. 139,140,141,142,143.
  • Ética para Nicomaco.
  • (2005) Gran Enciclopedia Universal. Espasa Calpe, pp. <4628,4629.
  • Balmes, Jaime Luciano. "Lógica y Ética".

[editar] Enlaces externos

FILOSOFÍA POLÍTICA Y DERECHO2: HETERONOMÍA DE LA VOLUNTAD. Heteronomía de la voluntad es un término técnico introducido a la filosofía por Immanuel Kant para hacer referencia a la voluntad que no está determinada por la razón del sujeto, sino por algo ajeno a ella (la voluntad de otras personas, las cosas del mundo, la sensibilidad, la voluntad divina, etc.)

Heteronomía de la voluntad

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(Redirigido desde Heteronomía)

Heteronomía de la voluntad es un término técnico introducido a la filosofía por Immanuel Kant para hacer referencia a la voluntad que no está determinada por la razón del sujeto, sino por algo ajeno a ella (la voluntad de otras personas, las cosas del mundo, la sensibilidad, la voluntad divina, etc.)

La voluntad puede estar determinada por dos principios, puede tener dos fundamentos: la razón o la inclinación. Cuando es la propia razón la que decreta el modo en que debe actuar la voluntad, ésta es autónoma porque se da a sí misma sus propias leyes. Sin embargo, cuando la voluntad está determinada por la inclinación (palabra con la que Kant se refiere al conjunto de apetitos sensibles) la voluntad es heterónoma.

Esta tesis kantiana puede parecer extraña para la forma actual de entender las cosas, pues ahora es más bien común creer que se es libre si se es capaz de realizar todos y cada uno de los apetitos que se tengan, por lo que se considera a la ley moral como un estorbo para la libertad absoluta, entendida como capacidad para hacer lo que plazca. Sin embargo, Kant pensó que cuando existe el propósito de seguir las reclamaciones de los deseos o apetitos la conducta no es libre, pues su realización sólo es posible plegándose a las exigencias que impone el mundo y, por tanto, a algo exterior a la propia voluntad. Por ejemplo, si alguien considera que el principio que debe regir su conducta es el de obtener reconocimiento social por encima de todo, su conducta no será constante pues tendrá que someterse a las exigencias determinadas por el cambiante orden social: si desea conseguir el aplauso de la mayoría deberá cambiar de partido político, o de amistades, o de ideas cuando las circunstancias lo hagan necesario.

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]

FILOSOFÍA POLÍTICA Y DERECHO: PRINCIPIO DE NO AGRESIÓN. El principio de no agresión (o de no coacción o no invasión) es un principio ético y jurídico, paralelo al de propiedad de uno mismo, que sostiene que debe ser legal para cualquier individuo hacer lo que desee, siempre que no inicie (ni amenace) violencia contra la persona o la propiedad de otro individuo.[1] [2] Afirma que la coacción -definida como el inicio de fuerza física, la amenaza de tal, o el fraude a las personas o sus bienes pacíficamente adquiridos- es intrínsecamente ilegítima y debe ser rechazada. El principio no se opone a la defensa contra la agresión, al contrario, la respalda y legitima.[3]

Principio de no agresión

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El principio de no agresión (o de no coacción o no invasión) es un principio ético y jurídico, paralelo al de propiedad de uno mismo, que sostiene que debe ser legal para cualquier individuo hacer lo que desee, siempre que no inicie (ni amenace) violencia contra la persona o la propiedad de otro individuo.[1] [2] Afirma que la coacción -definida como el inicio de fuerza física, la amenaza de tal, o el fraude a las personas o sus bienes pacíficamente adquiridos- es intrínsecamente ilegítima y debe ser rechazada. El principio no se opone a la defensa contra la agresión, al contrario, la respalda y legitima.[3]

La no agresión es un principio que típicamente incluye la propiedad como parte del propietario; agredir contra la propiedad de alguien es agredir contra la persona. De este modo, el principio lleva al rechazo del robo, vandalismo, asesinatos y fraudes. Cuando se aplica a los gobiernos, se ha adoptado para impedir muchas políticas incluidos impuestos y proyectos militares. Cuando se lleva a su consecuencia lógica (caso de los anarquistas), llama a la abolición del Estado (al ser una institución involuntaria y coactiva) y a proteger a las personas de la agresión de este sobre su soberanía individual.

Este principio está presente en algunas religiones (religiones abrahámicas), filosofías (iusnaturalismo, utilitarismo, egoísmo) e ideologías (especialmente el libertarismo y el anarcocapitalismo donde este principio ha sido desarrollado sistemáticamente).

Referencias [editar]

  1. La propiedad sobre uno mismo, por Francisco Capella
  2. Libertad, derecho de propiedad y principio de no agresión, por Francisco Capella
  3. "La filosofía gira entorno a la “soberanía del individuo”—como Josiah Warren, un adelantado, lo expresaba. Ya sea que usted prefiera el término “la propiedad de uno mismo” o “el principio de no-invasión”, la base de la filosofía sigue siendo la misma. La idea es la de que cada individuo pacífico debe estar en libertad para disponer de su persona, tiempo, y propiedad como a él le plazca. La fuerza es permitida solamente en defensa propia y solamente cuando se encuentra dirigida al (a los) ofensor (es) individual (es)", Wendy McElroy, Anarquismo: Dos clases

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]

FILOSOFÍA POLÍTICA Y DERECHO: PROPIEDAD DE UNO MISMO. La propiedad de uno mismo (también soberanía individual[1] y autopropiedad) es el principio de que el individuo es propietario de su propia persona, expresado en el derecho natural de éste a controlar su cuerpo y vida, y del que se desprende su derecho a la propiedad privada.[2] Este concepto es un principio fundamental de ideologías individualistas como el liberalismo libertario,[3] el objetivismo, el anarcoindividualismo[4] y de manera especial del anarcocapitalismo donde el concepto, junto con el de no agresión, es su punto de partida para su rechazo del Estado.[5]

Propiedad de uno mismo

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(Redirigido desde Soberanía personal)

La propiedad de uno mismo (también soberanía individual[1] y autopropiedad) es el principio de que el individuo es propietario de su propia persona, expresado en el derecho natural de éste a controlar su cuerpo y vida, y del que se desprende su derecho a la propiedad privada.[2] Este concepto es un principio fundamental de ideologías individualistas como el liberalismo libertario,[3] el objetivismo, el anarcoindividualismo[4] y de manera especial del anarcocapitalismo donde el concepto, junto con el de no agresión, es su punto de partida para su rechazo del Estado.[5]

Referencias [editar]

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]

FILOSOFÍA POLÍTICA Y DERECHO2: PERSONALIDAD INTEGRADORA. El concepto de personalidad integradora se aplica a aquella persona en la que predomina el estar viviendo en proceso de integrar progresivamente su diversidad de manifestaciones humanas, con las respectivas polaridades dialécticas que éstas conllevan.

Personalidad integradora

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El concepto de personalidad integradora se aplica a aquella persona en la que predomina el estar viviendo en proceso de integrar progresivamente su diversidad de manifestaciones humanas, con las respectivas polaridades dialécticas que éstas conllevan.

Y esta integración es tanto en la manifestación individuadora de la persona (siendo sí misma) como en la vinculadora (formando vínculos afectivos con los demás), así como tanto a un nivel personal (es decir, físico, emocional e intelectual) como transpersonal (es decir, espiritual, este ámbito que actualmente estudia la psicología transpersonal), en favor de su crecimiento individual y también participando así en el devenir evolutivo.

Pero este concepto de personalidad integradora no es igual que el de personalidad integrada ni el de personalidad integral, ya que ambos inducen a pensar en un logro que ya se ha alcanzado, que está alcanzándose o que es alcanzable de una vez por todas y de manera definitiva, lo que está muy lejos de nuestra realidad evolutiva humana, siempre en marcha construyendo el destino.

Bibliografía [editar]

  • Oller Vallejo, J. (2004). La personalidad integradora: El doble logro de ser sí mismo y vincularse. Barcelona: Edicions CEDEL.

Véase también [editar]

Enlaces externos [editar]

FILOSOFÍA POLÍTICA Y DERECHO2: AUTONOMÍA. La autonomía como problema se ha estudiado tradicionalmente en Filosofía bajo el binomio libertad-responsabilidad, de manera que su opuesto sería el binomio determinismo-irresponsabilidad. Los análisis sobre la libertad (o libre albedrío, como se denomina dentro de la tradición cristiana) recorren la Historia de la Filosofía desde sus inicios, y cobran especial importancia a partir de la introducción de la noción de pecado durante la expansión del Cristianismo. Eso explica que la cuestión de la libertad no haya sido analizada con la misma abundancia durante la Antigüedad clásica que durante las épocas posteriores.

Autonomía (filosofía y psicología)

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Autonomía (del griego auto, "uno mismo", y nomos, "norma") es, en términos generales, la capacidad de tomar decisiones sin ayuda de otro. Se opone a heteronomía.

Es un concepto moderno, procedente de la Filosofía y, más recientemente, de la Psicología. En el ámbito de la Filosofía se integra entre las disciplinas que estudian la conducta humana (Ética, Moral), mientras que en el ámbito de la Psicología cobra especial importancia en el estudio de la Psicología Evolutiva.

La autonomía como problema se ha estudiado tradicionalmente en Filosofía bajo el binomio libertad-responsabilidad, de manera que su opuesto sería el binomio determinismo-irresponsabilidad. Los análisis sobre la libertad (o libre albedrío, como se denomina dentro de la tradición cristiana) recorren la Historia de la Filosofía desde sus inicios, y cobran especial importancia a partir de la introducción de la noción de pecado durante la expansión del Cristianismo. Eso explica que la cuestión de la libertad no haya sido analizada con la misma abundancia durante la Antigüedad clásica que durante las épocas posteriores.

 

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La autonomía en el contexto de la dayana [editar]

Los planteamientos más recientes en el campo de la autonomía se deben a Jean Piaget y a su discípulo Lawrence Kohlberg.

La autonomía según Piaget [editar]

Piaget estudió el desarrollo cognitivo de los niños analizándolos durante sus juegos y mediante entrevistas, estableciendo (entre otros principios) que el proceso de maduración moral de los niños se produce en dos fases, la primera de heteronomía y la segunda de autonomía:

  • Razonamiento heterónomo: Las reglas son objetivas e invariables. Deben cumplirse literalmente, porque la autoridad lo ordena, y no caben excepciones ni discusiones. La base de la norma es la autoridad superior (padres, adultos, el Estado), que no ha de dar razón de las normas impuestas ni ha de cumplirlas en todo caso. Existe una tendencia demostrada a las sanciones expiatorias y a identificar el error como una falta, así como a la búsqueda indiscriminada de un culpable (pues una falta no puede quedar sin castigo), de manera que es admisible el castigo del grupo si el culpable no aparece. Además, las circunstancias pueden llegar a castigar al culpable.
  • Razonamiento autónomo: Las reglas son producto de un acuerdo y, por tanto, son modificables. Se pueden someter a interpretación y caben excepciones y objeciones. La base de la norma es la propia aceptación, y su sentido ha de ser explicado. Las sanciones han de ser proporcionales a la falta, asumiéndose que en ocasiones las ofensas pueden quedar impunes, de manera que el castigo colectivo es inadmisible si no se encuentra al culpable. Las circunstancias no pueden castigar a un culpable.

El tránsito de un razonamiento a otro de produce durante la pubertad.

La autonomía según Kohlberg [editar]

Lawrence Kohlberg continúa los estudios de Piaget, esta vez planteando dilemas morales a diferentes adultos y ordenando las respuestas. Sus estudios recogieron información de diferentes latitudes (EE.UU, Taiwan, México) para eliminar la variabilidad cultural, y se centraron en el razonamiento moral, y no tanto en la conducta o sus consecuencias. De esta manera, Kohlberg estableció tres estadios de moralidad, cada uno de ellos subdividido en dos niveles. Se leen en sentido progresivo, es decir, a mayor nivel, mayor autonomía.

  • Estadio preconvencional: las normas se cumplen o no en función de las consecuencias.
    • Nivel 1: Orientación egocéntrica. La norma se cumple para evitar un castigo (ejemplo: no le pego a mi compañero de pupitre porque si no me castigan).
    • Nivel 2: Orientación individualista. La norma se cumple para obtener un premio (ejemplo: hago mis tareas escolares porque así mis padres me compran una moto).
  • Estadio convencional: las normas se cumplen en función del orden establecido.
    • Nivel 3: Orientación gregaria. La norma se cumple para satisfacer a los demás (debo ser buen chico para que mis padres se sientan orgullosos de mí).
    • Nivel 4: Orientación comunitarista. La norma se cumple para mantener el orden social (debo cumplir con mi función dentro de la sociedad).
  • Estadio postconvencional: las normas se cumplen en función de la aceptación individual y de los valores que comportan.
    • Nivel 5: Orientación relativista. La norma se cumple en función de un consenso, y no se pueden desobedecer (debo respetar las normas en beneficio común y en función de un consenso voluntario).
    • Nivel 6: Orientación universalista. La norma se cumple cuando respetan valores universales, y si no, se desobedecen (cualquier acción se basa en el respeto de la dignidad de los demás, o de lo contrario es legítima la desobediencia).

Lawrence Kohlberg afirma que los niños viven en el primer estadio, mientras que apenas un 20% de los adultos llegan al nivel 5, y solamente un 5% alcanza el nivel 6.

A pesar de las críticas contra el modelo de Kohlberg, hoy en día goza de amplio consenso y reconocimiento.

Véase también [editar]

FILOSOFÍA POLÍTICA Y DERECHO2: LIBRE ALBEDRÍO. El libre albedrío es la creencia de aquellas doctrinas filosóficas que sostienen que los humanos tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. El concepto ha sido extendido en ocasiones a los animales y a la inteligencia artificial de las computadoras. Muchas autoridades religiosas han apoyado dicha creencia, mientras que ha sido criticada como una forma de ideología individualista por pensadores tales como Baruch Spinoza, Arthur Schopenhauer, Karl Marx o Friedrich Nietzsche. El concepto es comúnmente usado y tiene connotaciones objetivas al indicar la realización de una acción por un agente no-condicionado íntegramente ligado por factores precedentes y subjetivos en el cual la percepción de la acción del agente fue inducida por su propia voluntad.

Libre albedrío

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El libre albedrío es la creencia de aquellas doctrinas filosóficas que sostienen que los humanos tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. El concepto ha sido extendido en ocasiones a los animales y a la inteligencia artificial de las computadoras. Muchas autoridades religiosas han apoyado dicha creencia, mientras que ha sido criticada como una forma de ideología individualista por pensadores tales como Baruch Spinoza, Arthur Schopenhauer, Karl Marx o Friedrich Nietzsche. El concepto es comúnmente usado y tiene connotaciones objetivas al indicar la realización de una acción por un agente no-condicionado íntegramente ligado por factores precedentes y subjetivos en el cual la percepción de la acción del agente fue inducida por su propia voluntad.

El principio del libre albedrío tiene implicaciones religiosas, éticas, psicológicas y científicas. Por ejemplo, en la ética puede suponer que los individuos pueden ser responsables de sus propias acciones. En la psicología, implica que la mente controla algunas de las acciones del cuerpo, algunas de las cuales son conscientes. En el reino científico, el libre albedrío se puede percibir en las acciones del cuerpo, incluyendo al cerebro, no siendo determinadas enteramente por la causalidad física.

La existencia del libre albedrío ha sido un tema central a través de la historia de la filosofía y la ciencia.

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Perspectivas filosóficas sobre la libertad [editar]

Existen varios puntos de vista en el hecho de que si la libertad metafísica existe, eso es, dependiendo si las personas tienen el poder de elegir entre alternativas genuinas.[1]

El determinismo es el punto de vista en el cual todos los eventos son resultados inevitables de causas previas, de que todo lo que pasa tiene una razón de ser.

El incompatibilismo es el punto de vista en el cual, no hay manera de reconciliar una creencia en un universo determinista con el verdadero libre albedrío. El determinismo duro acepta tanto el determinismo como el incompatibilismo, y rechaza la idea de que los humanos poseen un libre albedrío.

Lo contrario a esto es el libertarismo[2] filosófico, que mantiene que los individuos tienen libertad metafísica y por lo tanto rechazan el determinismo. El indeterminismo es una forma del libertarismo que, según su punto de vista, el libre albedrío realmente existe, y esa libertad hace que las acciones sean un efecto sin causa. La teoría de la agencia es una forma del libertarismo que mantiene que la elección entre el determinismo y el indeterminismo es una dicotomía falsa. Antes que voluntad, es un efecto sin causa, la teoría de la agencia sostiene que un acto de libre albedrío es un caso de agente-causalidad: por lo cual un agente (persona, el ser) causa un acontecimiento. Es una filosofía separada de la teoría económica y política del libertarismo. El libertarismo metafísico se llama a veces voluntarismo para evitar esta confusión.

El compatibilismo[3] es el punto vista que sostiene que el libre albedrío surge en el exterior de un universo determinista aún en ausencia de incertidumbre metafísica. Compatibilistas pueden definir al libre albedrío como el surgimiento de una causa interior, tal como los pensamientos, las creencias y los deseos. La filosofía que acepta tanto el determinismo como compatibilismo se llama el determinismo suave.

Determinismo contra indeterminismo [editar]

El determinismo sostiene que cada situación se condiciona íntegramente y así es determinada por los estados de los propósitos que la precedieron.[4] El indeterminismo especula que esta proposición es incorrecta, ya que, hay acontecimientos que no son determinados enteramente por acontecimientos previos. El determinismo filosófico es ilustrado a veces por el experimento mental del demonio de Laplace, el cual conoce todos los hechos acerca del pasado y presente y todas las leyes naturales que gobiernan el mundo, y utilizan este conocimiento para prever el futuro, hasta el más mínimo detalle —pero Laplace no representa el pensamiento científico moderno acerca del tema.[5]

El filósofo Arthur Schopenhauer, crítico del libre albedrío

El incompatibilismo mantiene que el determinismo no se puede reconciliar con el libre albedrío. Los incompatibilistas generalmente aclaman que una persona actúa libremente sólo cuando ésta es la única que origina la causa que desencadena una acción y que podría haber terminado auténticamente de otra manera. Ellos mantienen que si el determinismo es verdad entonces cada elección es determinada por acontecimientos previos.[4]

Hay un punto de vista intermedio, en que las condiciones pasadas podrían tener influencia, pero no determinan las acciones futuras. Las elecciones individuales son un resultado entre muchos resultados posibles, todos los cuales son inducidos pero no son determinados por el pasado. Incluso si el agente del albedrío espontáneamente se esfuerza en escoger entre las acciones disponibles, propiamente el agente no es el que origina la causa de la acción, porque nadie puede realizar las acciones que son imposibles, tal como volar con solo batir los brazos. Aplicado a estados interiores, esta perspectiva sugiere que uno puede escoger entre las opciones en que uno piensa, pero no puede escoger una opción inverosímil de realizar. Según esta opinión, las elecciones actuales pueden iniciar, determinar, o pueden limitar las elecciones futuras.

Baruch Spinoza comparó la creencia del hombre en el libre albedrío con una piedra que piensa que escogió el sendero al cual llego por el aire y el lugar en el cual aterrizó. En la Ética él escribió, "Las decisiones de la mente no son nada salvo deseos, que varían según varias disposiciones puntuales". "No hay en la mente un absoluto libre albedrío, pero la mente es determinada por el desear esto o aquello, por una causa determinada a su vez por otra causa, y ésta a su vez por otra causa, y así hasta el infinito." "Los Hombres se creen libres porque ellos son conscientes de sus voluntades y deseos, pero son ignorantes de las causas por las cuales ellos son llevados al deseo y a la esperanza."[6] [7]

Arthur Schopenhauer, estando de acuerdo con Spinoza, escribió, "Todos creen a priori en que son perfectamente libres, aún en sus acciones individuales, y piensan que a cada instante pueden comenzar otro capítulo de su vida.... Pero a posteriori, por la experiencia, se dan cuenta —a su asombro— que no son libres, sino sujetos a la necesidad, su conducta no cambia a pesar de todas las resoluciones y reflexiones que puedan llegar a tener, desde el principio de sus vidas al final de ellas, deben soportar el mismo carácter...”[8]

Tu puedes hacer lo que siempre haces, pero en algún momento de tu vida, sólo podrás hacer una actividad definida, y no podrás hacer absolutamente nada que no sea esta actividad.
Schopenhauer, en "Freedom Of the Will", Cap. II
Puedo hacer lo que deseo: Si puedo, si lo deseo, dar todo lo que tengo a los pobres y por lo tanto hacerme pobre yo mismo -si lo deseo. Pero yo no puedo desear esto, porque los motivos opuestos tienen demasiado poder sobre mí para poder hacerlo. Por otro lado, si tuviera un carácter distinto, al extremo de que yo fuera un santo, podría desearlo. Pero entonces no podría dejar de desearlo por lo que tendría que hacerlo... tampoco como una bola en una mesa de billar no se puede mover antes de recibir un impacto, tampoco puede un hombre levantarse de su silla antes de ser jalado o impulsado por un motivo. Pero el pararse es tan necesario e inevitable como el rodar de una bola después del golpe. Y esperar que alguien haga algo a lo que absolutamente ningún interés lo impulsa... Es lo mismo que esperar que un trozo de madera se mueva hacia mí sin ser jalado por una cuerda...
— Ib., Ch. III
Schopenhauer dice que un humano puede hacer muy bien lo que él quiere, pero no puede hacer lo que él quiere, me acompaña en todas las circunstancias de mi vida y me reconcilia con las acciones de los humanos, aun cuando son muy estresantes.
Albert Einstein, Address to the German League for Human Rights, noviembre de 1928. credo

Friedrich Schiller propuso una coyuntura a este dilema en su “Educación Estética del Hombre en una serie de Cartas”; que fue ahondada aún más por Rudolf Steiner en su “Filosofía de la Libertad”. Ambos sugieren que el individuo “albedrío” es inicialmente No-Libre, esto se debe a que el individuo actúa con base en principios religiosos, éticos y morales, o que aún son racionales

El Barón d'Holbach, un "determinista duro".

Los "deterministas duros", tal como d`Holbach, son esos incompatibilistas que aceptan el determinismo y rechazan el libre albedrío. Los "libertarios", tal como Thomas Reid, Peter van Inwagen, y Didac González son esos incompatibilistas que aceptan el libre albedrío y niegan el determinismo, teniendo en cuenta que alguna forma del indeterminismo es verdad.

Otros filósofos sostienen que el determinismo es compatible con el libre albedrío. Estas personas, tales como Hobbes, generalmente aclaman que una persona actúa con libertad sólo cuando se espera que la persona actúe de cierta manera y cometa otro acto por decisión propia. Articulando esta cláusula elemental, Hume escribe que “esta libertad hipotética se aplica universalmente a cualquiera que no sea un prisionero encadenado”. Los compatibilistas apuntan con frecuencia a casos en donde la libertad de alguien es negada — violaciones, asesinatos, asaltos, y la lista continúa. La clave para estos casos no consiste en que el pasado esté determinando el futuro, sino en que el agresor está dominando sobre los deseos y preferencias de las acciones de la víctima. El agresor está forzando a la víctima y de a cuerdo con los compatibilistas, esto es lo que domina sobre el libre albedrío. Además, argumentan que el determinismo no es lo que importa, sino el hecho de que las acciones de los individuos son el resultado de sus propios deseos y preferencias, sin estar dominados por alguna fuerza externa o interna. Para ser un compatibilista, uno no necesita endorsar alguna concepción particular del libre albedrío, sino aceptar que el determinismo está relacionado con éste.

Otro punto de vista es que el concepto “libre albedrío” es, como diría Hobbes, un “discurso absurdo”, porque la libertad es un poder definido en términos del albedrío, el cuál es una cosa — y así la voluntad no es la clase de cosa que podría ser libre o no libre. John Locke, en su "Ensayo referente a la comprensión humana" indicó que eso de llamarse "libre" es comprometerse a un error de categoría:

¿Cuándo el albedrío de un hombre es libre o no lo es? [L]a pregunta en sí es impropia y es insignificante preguntar si un hombre será libre, así como preguntar si su sueño será rápido, o si su virtud cuadrada: la libertad no es muy aplicable al albedrío, así como la rapidez del movimiento a un sueño, o el ser cuadrado a la virtud. Cada uno puede reírse de lo absurdo de esa pregunta o de cualquiera de las anteriores: porque es obvio que las modificaciones en el movimiento no pertenecen al sueño, ni la virtud depende de su figura; y cuando alguien lo considera, creo que su albedrío percibirá que la libertad, que es un poder, pertenece únicamente a los agentes y no puede atribuir o modificar el albedrío, que también es únicamente un poder.
Capítulo XXI, Párrafo 14

Esta pregunta también plantea si cualquier auto intencionado puede ser libre o cualquier acto sin intención puede estar relacionado con el albedrío, dejando la libertad como un oxímoron. Algunos compatibilistas argumentan que esta ambigüedad del concepto “libre albedrío” es en parte culpable de la percepción de contradicción entre el determinismo y la libertad. Así, desde un punto de vista compatibilista, el uso de “libre albedrío” en un sentido “incompatibilista puede ser interpretado como lenguaje cargado.

Responsabilidad moral [editar]

La sociedad generalmente hace a la gente responsable por sus acciones y dirá que merecen premios o castigos por lo que hagan. Sin embargo, muchos creen que la responsabilidad moral requiere libre albedrío, en otras palabras, la habilidad de tomar distintas alternativas. Además, otro tema de importancia es si los individuos siempre son moralmente responsables y, de ser así, en qué sentido.

Los incompatibilistas tienden a pensar que el determinismo no está relacionado con la responsabilidad moral. Después de todo, parece imposible que uno pueda llamar a alguien responsable por una acción que podía predecirse desde antes. Los deterministas duros pueden decir “Muy mal para la Responsabilidad moral” y descartar el concepto — Clarence Darrow utilizo este argumento para defender a los asesinos Leopold y Loeb —mientras, controversialmente, los libertinos podrían decir “Muy mal para el determinismo”. Este caso aparece ser el corazón de la disputa entre los deterministas duros y los compatibilistas; los deterministas duros están forzados a aceptar que los individuos tienen con frecuencia “libre albedrío” en el sentido compatibilista, pero pueden negar que es este sentido de libertad el que realmente importa — que puede llegar en la responsabilidad moral. Sólo porque las opciones de un agente no son coherentes, de acuerdo a los deterministas duros, no cambia el hecho de que el determinismo le quita la responsabilidad al agente.

Los compatibilistas argumentan con frecuencia que por otro lado, el determinismo es un pre requisito para la responsabilidad moral — la sociedad no puede mantener a alguien responsable a menos que sus acciones fueran determinadas por algo. Este argumento fue utilizado por Hume y por el anarquista William Godwin. Después de todo, si el indeterminismo es cierto, entonces esos eventos no son determinados son al azar. Una de las preguntas formuladas es si es posible culpar o castigar a una persona por llevar a cabo una acción que saltó espontáneamente a su sistema nervioso. Argumentan que uno necesita mostrar cómo la acción proviene de los deseos y las preferencias — el carácter de las personas — antes que uno mantenga a la persona como responsable social. Los liberales podrán responder que las acciones indeterminadas no tienen relación con el azar y que resultan de un sustantivo albedrío en que sus decisiones serán indeterminadas. Este argumento es ampliamente considerado como no satisfactorio, ya que sólo dificulta el problema y envuelve metafísica, así como el concepto Ex nihilo nihil fit.

San Pablo, en su Epístola a los romanos, plantea la siguiente pregunta sobre responsabilidad moral:

¿Es que el alfarero no es dueño de hacer de una misma masa unas vasijas para usos nobles y otras para usos despreciables?
(Romanos, 9:21).

Desde esta perspectiva, los individuos todavía pueden perder su honor por medio de sus actos, aun cuando tales fueran determinados completamente por Dios.

Un punto de vista similar dice que la responsabilidad de la culpabilidad moral del individuo recae en el carácter individual. Eso significa que una persona con el carácter de un asesino no tiene otra alternativa más que matar, pero todavía puede ser castigado porque es un derecho castigar a las personas con mal carácter.

Algunas interpretaciones de responsabilidad moral también asumen que una persona es desde que nace hasta que muere, extrínsecamente de sus cambios físicos y mentales. Así, Stanley Williams de 52 años fue ejecutado debido a un crimen que cometió Stanley Williams a los 28 años.

Teorías compatibilistas y el principio de pudo-haberse-hecho [editar]

El filósofo Isaías Berlín clamó que para tener opción de libertad, según la cual el agente debería poder actuar de manera contraria. Este principio que van Inwagen llama el “principio de las posibilidades alternativas” dice ser un requisito para la libertad. Desde este punto, las acciones llevadas a cabo desde la influencia de una coerción irresistible no son libres y el agente no es moralmente responsable por ellas.

Sin embargo, algunos compatibilistas, así como Harry Frankfurt o Daniel Dennett, argumentan que hay casos en los que, aun cuando el agente no podía actuar de otra manera, su elección aún es libre, porque la coerción irresistible coincidía con las intenciones y deseos personales del agente, así como el dicho “Ahora, pon la pistola en mí sien, y oblígame a tomar un trago.” En Elbow Room, Dennet presenta un argumento para la teoría compatibilista sobre el libre albedrío. La elaboró más adelante en el libro del 2003 Freedom Evolves. El razonamiento básico consiste en que, si los individuos no consideran a Dios, o a un demonio infinitamente poderoso, o la capacidad de viajar en el tiempo, entonces habría caos y habría seudo-azar o un azar cuántico, el futuro se define en una enfermedad compuesto por todos los seres finitos. Los únicos conceptos bien definidos son las “expectativas”. Además, la habilidad para hacer lo “contrario” sólo tiene sentido cuando se manejan expectativas y no con un futuro totalmente desconocido. Desde que los individuos tienen la habilidad de actuar de una manera diferente a lo que el resto espera, el libre albedrío puede existir. Los incompatibilistas aclaman que el problema con esta idea es que la herencia y la cantidad de coerción irresistible creada por el ambiente hacen que todas nuestras acciones sean controladas por fuerzas fuera de nosotros mismos, determinadas por el azar.

El filósofo John Locke negó que la frase “libre albedrío” tenga sentido. Sin embargo, también afirmó que el determinismo era irrelevante. Creía que la capacidad de actuar voluntariamente consistía en que los individuos tenían la habilidad de posponer una decisión lo suficiente como para deliberar sobre las consecuencias de tomar o no esa alternativa. Se han ofrecido análisis más sofisticados de la libertad compatibilista, así como otras críticas.

William James, filósofo y psicólogo, etiquetó como determinismo leve a la posición actualmente conocida como compatibilismo, y argumentó que las formulaciones del determinismo leve eran “un dilema de evasión en el cual el verdadero asunto de importancia se ha difuminado completamente.” Pero los puntos de vista de James eran un tanto ambivalentes. Mientras creía en el libre albedrío en “campos éticos,” pensaba que no había evidencia para su existencia en campos psicológicos o científicos. Además, no creía en el incompatibilismo como se formuló anteriormente, en que el indeteminismo de las acciones humanas fuera un requisito para la responsabilidad moral. En su clásica obra Pragmatismo, publicada en 1907, escribió que “El instinto y sus utilidades pueden ser confiables para llevar los asuntos sociales de castigo y culpa” fuera de las teorías metafísicas. Creía que el indeterminismo es importante como una “doctrina de alivio” — permite creer que, aunque el mundo desde muchos puntos sea un lugar malo, puede mejorar a través de las acciones de los individuos. El determinismo, argumentó, indetermina ese meliorismo.

La ciencia del libre albedrío [editar]

A lo largo de la historia, las personas han hecho intentos de responder a las preguntas del libre albedrío a través de principios científicos. La primera mentalidad científica muchas veces mostró al universo como determinista, y muchos pensadores creían que era simplemente cuestión de recolectar suficiente información para poder predecir eventos futuros con perfecta precisión.

Esto motiva a los individuos a ver el libre albedrío como una ilusión. La ciencia moderna es una mezcla de teorías deterministas y estocásticas. Por ejemplo, la decadencia radioactiva ocurre con probabilidad predecible, pero no es posible, aún en teoría, decir exactamente cuando un núcleo particular decaerá. La mecánica cuántica predice observaciones solo en términos de probabilidad. Esto coloca dudas sobre el determinismo del universo. Algunos científicos deterministas como Albert Einstein creen en la teoría de la variable escondida, que por debajo de las probabilidades de la mecánica cuántica hay más variables (ver la paradoja EPR).

Esta teoría ha traído grandes dudas sobre sí misma, por las desigualdades de Bell, que sugiere que “Dios puede jugar a los dados en verdad” después de todo, quizás poniendo en dudas las predicciones del demonio de Laplace. El filósofo contemporáneo más importante que ha capitalizado el éxito de la mecánica cuántica y la teoría del caos para defender la libertad incompatible es Robert Kane, en La importancia del libre albedrío y otros escritos. Los argumentos de Kane, aun así, se aplican perfectamente a cualquier entidad “impensable” que se comporta de acuerdo con la mecánica cuántica.

Como los físicos, los biólogos han cuestionado el libre albedrío. Uno de los debates más odiados de la biología es el de “lo innato y lo adquirido”. Este debate cuestiona la importancia de la genética y la biología en el comportamiento humano cuando se compara con la cultura y el medio ambiente. Los estudios de genética han identificado muchos factores genéticos que afectan la personalidad del individuo, como en casos obvios como el Síndrome de Down a efectos más sutiles como una predisposición estadística hacia la esquizofrenia.

Aun así, no es certero que la determinación ambiental afecta menos el libre albedrío que la determinación genética. Los últimos análisis del genoma humano muestran que solo tiene hasta veinte mil genes. Estos genes, y el reconsiderado material genético intrón, y la nueva MiRNA, permiten un nivel de complejidad análoga a la complejidad del comportamiento humano. Desmond Morris y otros antropólogos han estudiado la relación entre el comportamiento y la selección natural en humanos y otros primates.

La síntesis de estos dos campos de investigación es que la genética humana puede ser lo suficientemente compleja para explicar tendencias del comportamiento y que los factores ambientales beneficiosos para la evolución tales como el comportamiento de los padres, y los estándares culturales, modifican estos factores genéticos. Ninguno de estos fenómenos, complejidad genética, o desventajas en el comportamiento cultural, requieren del libre albedrío para explicar el comportamiento humano. Sin embargo, la presencia de los genes que juegan un papel en algunas conductas, por ejemplo desórdenes mentales, no vuelve a un comportamiento automático, y los estudios sugieren que hay personas que sufren de una predisposición genética a ser más explosivos, pero el comportamiento violento no necesariamente se vuelve un rasgo en la conducta del individuo.

Parece que es necesario más de un gen, y un posible combustible ambiental para expresar el rasgo; esto sugiere que la naturaleza y la crianza juegan un importante papel en nuestro comportamiento. Algunos difieren y afirman que alguna forma de libre albedrío puede todavía existir, ya que el factor ambiental en el libre albedrío le permite a una persona manipular ese ambiente de manera tal que esta manipulación implique un compromiso entre su propio cuerpo y mente, porque una acción aislada no existe, una motivación parecida o comparable a ambos actos existe, y los factores genéticos permiten esas dos o más acciones ser tomadas en cualquier situación o momento, pero solo a veces ese compromiso puede significar un evento que no es al azar, al menos en algunas instancias, el argumento tiende a implicar.

La parte de crianza aquí puede estar en conflicto con información a corto plazo, así que no necesariamente predice o explica el resultado del curso de la acción a ser tomada. Aun así, otros discuten que esos factores en solitario pueden explicar el resultado del comportamiento sin la necesidad del “libre albedrío”. Las investigaciones sobre el tema, siguen en proceso.

Cerebro humano. Por medio de algunos estudios realizados por Benjamín Libet, se sugiere que las decisiones tomadas por una persona son primero hechas en un universo consciente, y después son traducidas a una “«decisión consciente»” y la creencia del sujeto de que esto ocurrió bajo su voluntad se debe únicamente a la visión retrospectiva del evento

También se ha vuelto posible el estudio del cerebro vivo y los investigadores ahora pueden observar la maquinaria de la toma de decisiones trabajando. Un experimento en este campo fue conducido por Benjamín Libet en los años 1980 en el cual él le pedía a sujetos escoger un momento cualquiera para agitar su muñeca mientras él lo asociaba con la actividad cerebral.

Libet descubrió que la actividad cerebral inconsciente que llevaba a la decisión consciente de mover su muñeca comenzaba medio segundo antes de que el sujeto conscientemente decidiera moverlo. Esta masa de carga eléctrica ha sido llamada potencial de estar listo. Los descubrimientos de Libet sugieren que las decisiones tomadas por un sujeto son primero hechas en un universo inconsciente, y después son traducidas a una “decisión consciente” y la creencia del sujeto de que esto ocurrió bajo su voluntad se debe únicamente a la visión retrospectiva del evento. Por otro lado, Libet todavía encuentra espacio en su modelo para el libre albedrío, en la noción del poder del veto: de acuerdo con este modelo los impulsos inconscientes que ocasionarán un acto voluble pueden ser suprimidos por los esfuerzos conscientes del sujeto. Cabe acotar, que esto no significa que Libet crea que las acciones inconscientemente incentivadas necesitan la ratificación de la consciencia, sino que, más bien, la consciencia retiene el poder de negar la actualización de los impulsos inconscientes.

Un experimento relacionado, realizado después por el doctor Álvaro Pascual-Leone, se basaba en preguntar a los sujetos qué mano querían mover. Encontró que, estimulando diferentes hemisferios del cerebro usando campos magnéticos, era posible influenciar fuertemente en la escogencia de la mano. Normalmente la gente que opta por la mano derecha escogería mover dicha mano 60% del tiempo, pero cuando el hemisferio derecho era estimulado, escogerían la mano izquierda en un 80% de las situaciones; el hemisferio derecho del cerebro es responsable del lado izquierdo del cuerpo, y el hemisferio izquierdo del derecho. A pesar de la influencia externa en la toma de decisiones, los sujetos continuaban reportando que creían haber tomado la decisión libremente. El mismo Libet,[9] sin embargo, no interpreta su experimento como experiencia de la ineficacia del libre albedrío consciente —él señala que a pesar de la tendencia que dice que al presionar un botón, y acumular por 500 milisegundos, el consciente retendrá el derecho a vetar esa acción en los últimos milisegundos. Se puede comparar con un jugador de golf, quien puede mover el putter varias veces antes de acertar. Si nos basamos en esto, la acción simplemente recibe una estampa de aprobación en el último milisegundo. También planeando las actividades del día de mañana, o para dentro de una hora, el interruptor de los milisegundos es insignificante.

Puede o no, ser posible alcanzar una realización científica final involucrando la posibilidad del libre albedrío adentrándonos en los orígenes de nuestros pensamientos conscientes. En el punto de vista científico, toda experiencia consciente es contingente hacia las neuronas —un golpe fuerte en la cabeza puede servir como demostración a este punto, así como casos documentados de lesiones neurológicas.[10] El cerebro consiste en millones de neuronas, con trillones de conexiones entre ellas. En un nivel bioquímico, la tarea principal de una neurona es propagar impulsos electro-químicos a otras neuronas formando un “circuito integrado” que constantemente recibe información de los sentidos (vista, olor, tacto y gusto) y devolviendo información para controlar músculos y órganos. Sólo el 10% de las neuronas en el sistema nervioso tratan con los impulsos sensoriales y con el control de músculos; las neuronas sobrantes sirven para integrar, refinar y procesar señales de entrada o salida.

La experiencia del libre albedrío es así conceptualizada surgiendo de alguna combinación de estas neuronas, pero ¿Cómo llegamos a esta acumulación de neuronas, que son finos hilos de grasa con el potencial de recibir impulsos eléctricos, pueden dar poder a nuestro consciente, emociones y sentimientos?, ¿Cómo puede ser que este concepto de “yo” y nuestro libre albedrío puede controlar neuronas y nuestro comportamiento, y el cerebro es meramente una sopa tibia de grasa, colesterol y neurotransmisores?. Este misterio sin resolver, domina el debate moderno sobre la existencia de nuestra consciencia y la posibilidad del libre albedrío.

Neurología y psiquiatría [editar]

Hay ciertos desórdenes relacionados con el cerebro que pueden ser denominados como desórdenes del libre albedrío: en el desorden obsesivo-compulsivo un paciente puede sentir una agobiante necesidad de hacer algo en contra de su propia voluntad. Los ejemplos incluyen lavarse las manos varias veces al día, reconociendo el deseo como su propio deseo, aunque parece estar en contra de su propia voluntad. En el síndrome de Tourette y otros parecidos, los sujetos se moverán involuntariamente, desarrollando tics y articulaciones. En el síndrome de la mano ajena, el cuál es también llamado el síndrome del Dr. Strangelove, denominada así por la popular película, las extremidades del paciente harán actos significativos sin la intención del sujeto.

Determinación y comportamiento emergente [editar]

En la emergente o filosofía generativa de la ciencia cognitiva y la psicología evolucionista, el libre albedrío es la generación de posibles comportamientos infinitos de la interacción de un grupo de reglas y parámetro finitos. A pesar del impredecible carácter del comportamiento emergente de procesos deterministas guía a la percepción del libre albedrío, el libre albedrío como una entidad ontológica no existe.

Como una ilustración los juegos de mesa de estrategia como el ajedrez y el go, son rigurosamente determinados en sus reglas y parámetros expresados en términos de la oposición de las piezas en relación con las demás en el tablero. Aun así, el ajedrez y el go, con sus estrictas y simples reglas generan una gran variedad de comportamientos impredecibles. Por analogía, los emergentes o generativos sugieren que la experiencia de libre albedrío emergen de la interacción de reglas finitas y parámetros determinados que generan comportamientos infinitos y predecibles. En la vista de la dinámica y psicología y evolución, células autómatas y las ciencias generativas el comportamiento social puede ser controlado como proceso emergente, y la percepción del libre albedrío fuera de la casualidad es esencialmente una prueba de ignorancia.

En la filosofía hindú [editar]

Como ha sido resumido por Swami Vivekananda: “La mente es una parte integral de la naturaleza que está unida por la ley de la causalidad. Ya que la mente está unida por una ley, ésta no puede ser libre. La ley de la causa aplicada a la mente, se llama Karma”. El filósofo del Advaitin Chandrashekhara Bharati Swaminah dice en un diálogo grabado en el libro 'Diálogos con el Gurú' por R. Krishnaswami Aiyar, Chetana Limited, Bombay, 1957[11]

El destino es el Karma pasado, el libre albedrío es el Karma presente. Los dos son realmente uno, que es el Karma, aunque ellos puedan diferir en la materia del tiempo. No puede haber conflicto cuando ellos son realmente uno
Chandrashekhara Bharati Swaminah en Diálogos con el Gurú

En una cuestión en la cuál uno debería resignarse al destino, el Swaminah responde que de hecho uno debería dedicarse al libre albedrío y elaborarlo.

El destino, como yo te dije es el resultado del ejercicio pasado de tu libre albedrío. Al ejercitar tu libre albedrío en el pasado, tú trajiste el destino resultante. Al ejercitar tu libre albedrío en el presente, quiero que elimines tu pasado si te duele, o añadirlo si lo encuentras agradable. En cualquier caso bien sea para adquirir más felicidad o reducir la miseria, tu tienes que ejercitar tu libre albedrío en el presente.
Chandrashekhara Bharati Swaminah en Diálogos con el Gurú

En la filosofía hindú, no hay un conflicto entre el destino y libre albedrío, ya que las dos son formas del karma del individuo.

En la filosofía budista [editar]

Thanissaro Bhikkhu enseñó: “Las enseñanzas de Buda sobre el Karma son interesantes porque es una combinación de causalidad y libre albedrío. Si las cosas fuesen totalmente causadas no habría manera para desarrollar una habilidad —tus acciones serían totalmente predeterminadas. Si no hubiese causalidad, todas las habilidades serían inútiles porque las cosas estarían constantemente cambiando sin rima o razón entre ellas. Pero es precisamente por la existencia de un elemento de causalidad y otro de libre albedrío, que tu puedes desarrollar habilidades en tu vida. Te preguntas: ¿Qué está involucrado en el desarrollo de una habilidad? —esto significa ser sensible a tres cosas básicamente: 1) Es un ser sensible a las causas provenientes del pasado, 2) Es un ser sensible a lo que estás haciendo en el momento presente, y 3) Es un ser sensible a los resultados de lo que estás haciendo en el momento presente —como se unen estas tres cosas”.

En la teología [editar]

La doctrina teológica de la divina sabiduría se dice que está frecuentemente en conflicto con el libre albedrío. Después de todo, si Dios sabe exactamente que pasará, exactamente todas las acciones que cada uno hará, el estatus de las opciones libres se cuestionan. Dios ya sabe por adelantado la verdad sobre las opciones de uno, lo cuál limita nuestra libertad. Este problema se relaciona con el problema Aristotélico de la batalla marina: mañana habrá o no una batalla marina. Si hubiese una, entonces era verdad que ayer habría una. Entonces sería necesario que la batalla ocurriera. Si no hubiese una, entonces por razonamiento similar, es necesario que no ocurriera. Esto implica que el futuro, sea lo que sea, está totalmente regido por verdades pasadas —verdaderas propuestas sobre el futuro. De todas formas, algunos filósofos sostienen que la necesidad y la posibilidad son definidas respecto a un punto en el tiempo y una matriz dada de circunstancias empíricas, entonces algo que es meramente posible desde la perspectiva de un observador pueden ser necesarias desde la perspectiva de un omnisciente. Algunos filósofos creen que el libre albedrío es equivalente a tener un alma, y por eso, de acuerdo con aquellos que afirman que los animales carecen de alma, los mismos no poseen libre albedrío. La filosofía judía remarca que el libre albedrío es un producto de la intrínseca alma humana, utilizando la palabra neshama, venida de la raíz judía nshm נשמ que significa “aliento”.

En el cristianismo [editar]

Representación de Jesús en la cruz, por Christoph Bockstorfer, a su lado están dos ladrones, uno de cada lado, a punto de morir. Solamente uno pidió a Jesús el perdón, mientras que el otro, incluso al borde de la muerte y sin nada que perder, decide burlarse del mismo. En el punto de vista de los Metodistas y otros que creen en el «libre albedrío», esto fue la elección entre la vida y la muerte eterna.

En la teología cristiana, Dios es descrito no solamente como alguien omnisciente sino que además es omnipotente; un hecho que mucha gente, cristianos y no-cristianos también, opinan que implica que no solamente Dios siempre ha sabido que decisiones tomará cada uno mañana, sino que además ya ha determinado esas decisiones. Eso es, creen ellos, que por la virtud de su conocimiento. El sabe que influenciará las decisiones individuales, y con la virtud de su omnipotencia. Él controla esos factores. Esto se vuelve especialmente importante para las doctrinas relacionadas con la salvación y la predestinación. Otras ramas, como los Metodistas, creen que mientras Dios es omnipotente y conoce las decisiones que los individuos van a tomar, Él todavía le da el poder a los individuos para escoger o rechazarlo todo, sin importar las condiciones externas o internas relacionadas con la decisión. Por ejemplo, cuando Jesús fue clavado a la cruz, los dos asesinos, uno de cada lado, estaban a punto de morir. Solamente uno pidió a Jesús el perdón, mientras que el otro, incluso al borde de la muerte y sin nada que perder, decide burlarse del mismo. En el punto de vista de los Metodistas y otros que creen en el libre albedrío, esto fue la elección entre la vida y la muerte eterna.

Quienes proponen el “libre albedrío”, defienden el hecho de que el conocimiento de un suceso por venir es enteramente diferente a causar el suceso. Quienes proponen el "determinismo" estarían de acuerdo, pero cuestionarían si el conocimiento del futuro sería posible sin la presencia de una causa determinante (ver Boettner, más abajo). Aun así, la definición de la predestinación varía entre los cristianos.

El carácter del libre albedrío es también un punto de debate entre ambos lados de la teoría del Socialismo cristiano. Ya que algunos cristianos interpretan la Biblia como un manifiesto que propone una sociedad ideal, el comunismo, en tanto que los oponentes de esta teoría mantienen que el establecimiento de un sistema comunitario a gran escala puede infringir el libre albedrío de los individuos al negarles la libertad para tomar ciertas decisiones por sí solos. Las comunidades cristianas, en cambio, alegan que el libre albedrío es relativo a las opciones que tiene cada persona, por lo que siempre estará limitado de alguna manera por las condiciones sociales y por leyes humanas y es así como el capitalismo somete a las personas independientemente de su voluntad.

En el calvinismo [editar]

A partir de la obra de Juan Calvino, La Institución de la Religión Cristiana, los Calvinistas, divulgan la idea de que Dios, en su soberanía, quién iba a ser salvado desde antes de la Creación. En 1619 el Sínodo de Dort, convocado por la Iglesia Reformada holandesa declaró que:

"Dios, en el tiempo, a algunos conceda el don de la fe y a otros no, procede de Su eterno decreto. Conocidas son a Dios desde e! siglo todas sus obras y: hace todas las cosas según el designio de su voluntad. Con arreglo a tal decreto ablanda, por pura gracia, el corazón de los predestinados, por obstinados que sean, y los inclina a creer; mientras que a aquellos que, según Su justo juicio, no son elegidos, los abandona a su maldad y obstinación. Y es aquí, donde, estando los hombres en similar condición de perdición, se nos revela esa profunda misericordiosa e igualmente justa distinción de personas, o decreto de elección y reprobación revelado en la Palabra de Dios. La cual, si bien los hombres perversos, impuros e inconstantes tuercen para su perdición, también da un increíble consuelo a las almas santas y temerosas de Dios. "Esta elección es un propósito inmutable de Dios por el cual El, antes de la fundación del mundo, de entre todo el género humano caído por su propia culpa, de su primitivo estado de rectitud, en el pecado y la perdición, predestinó en Cristo para salvación, por pura gracia y según el beneplácito de Su voluntad, a cierto número de personas, no siendo mejores o más dignas que las demás, sino hallándose en igual miseria que las otras, y puso a Cristo, también desde la eternidad, por Mediador y Cabeza de todos los predestinados, y por fundamento de la salvación. Y, a fin de que fueran hechos salvos por Cristo, Dios decidió también dárselos a él, llamarlos y atraerlos poderosamente a Su comunión por medio de Su Palabra y Espíritu Santo, o lo que es lo mismo, dotarles de la verdadera fe en Cristo, justificarlos, santificarlos y, finalmente, guardándolos poderosamente en la comunión de Su Hijo, glorificarlos en prueba de Su misericordia y para alabanza de las riquezas de Su gracia soberana. Conforme está escrito: según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuéremos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el Puro afecto de Su voluntad, para alabanza de la gloria de Su gracia, con la cual nos hizo aceptor en el Amado; y en otro lugar: Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó, y a los que justificó, a éstos también glorifico."

Ellos citan Efesios 1-4: “En Cristo Dios nos eligió antes de la creación del mundo, para estar en su presencia sin culpa ni mancha.” Uno de sus más fuertes defensores de este punto de vista fue el predicador Puritano-Americano y teólogo Jonathan Edwards.

Edwards creía que la indeterminación era incompatible con la dependencia del individuo a Dios y su soberanía. Él pensaba que si las respuestas de los individuos eran causalmente libres, entonces su salvación depende parcialmente en ellos y la soberanía de Dios no es “absoluta y universal.” El libro de Edwards, Libertad del Albedrío, defiende la determinación teológica. En este libro, Edwards intenta demostrar que la liberalidad es incoherente. Por ejemplo, él dice que a través de la “determinación propia” el libertario manifiesta que las acciones propias son precedidas por un acto de libre albedrío o que los actos propios carecen de causas suficientes. La primera afirmación nos guía a un infinito regreso mientras que la segunda implica que los acciones propias ocurren por accidente y no puede hacer a alguien “mejor o peor, así como un árbol es mejor que otros árboles porque periódicamente es alumbrado por un cisne o una luciérnaga; o una roca más viciosa que otras rocas, porque las serpientes se han enrollado bajo ella más seguidos.”[12]

Sin embargo, no debería ser considerado que este punto de vista niega completamente el libre albedrío. Clama que el hombre es libre de actuar de acuerdo con sus impulsos morales y deseos, pero que no es libre de actuar en su contra o cambiarlos. Quienes proponen, como John L.Girardeau, han indicado en sus creencias en que la neutralidad moral es imposible; que aún de ser posible, y que uno fuese adepto a ideas contrarias, uno no podría tomar decisión alguna; si uno, por otro lado, se inclina levemente hacia una opción, se escogerá ésa sobre las otras.

Cristianos no-Calvinistas intentan una reconciliación con los conceptos duales de Predestinación y libre albedrío al señalar la situación de Dios como Cristo. Al tomar la forma de un hombre, un elemento necesario en este proceso es que Jesús vivió en la forma de un mortal. Cuando Jesús nació, no fue creado por el poder omnisciente de Dios el Creador, sino con la mente de un niño humano —aun así, era todavía completamente Dios. El precedente que esto crea es que Dios es capaz de abandonar sabiduría, o ignorarla, mientras siga siendo Dios. Aunque esto no es inconcebible, y aunque la omnisciencia, y que Dios sabe cual es el futuro que le espera a los individuos, el cual está en poder de negar este conocimiento en orden de preservar el libre albedrío individual.

Sin embargo, una reconciliación más compatible con la teología no-calvinista establece que Dios es, de hecho, ignorante de los eventos futuros, pero, siendo eterno, está fuera del tiempo y del pasado, presente y futuro como una sola creación. Consecuencialmente no se cree que Dios sabría que Jeffrey Dahmer iba a ser culpable de homicidio años antes del evento, pero que Dios estaba consciente de ello por toda la eternidad, viendo todo el tiempo como un presente único. Esta era la vista ofrecida por Boecio en su libro V “La Consolación de Filosofía”.

Loraine Boettner difería acerca de la doctrina de pre-conocimiento divino y que este no escapaba de los alegados problemas de pre-ordenación. Escribió que “Lo que Dios más sabe de antemano, en la propia naturaleza del caso, es tan arreglado y certero como lo que está preordenado; y si uno es inconsistente con la agencia libre del hombre, el otro también lo es. La preordenación predice los eventos certeros, mientras que el preconocimiento presupone que ellos si son certeros”. Algunos cristianos teólogos, sintiendo la mordida de este comentario, optaron por limitar la doctrina del preconocimiento no haciéndolo todo junto, sino que formando una nueva escuela de pensamiento, similar al Socinianismo y la Teología en Proceso, llamado Teísmo Abierto.

En el arminianismo [editar]

Jacobus Arminius

La oposición a la teología y soteriología calvinistas en Holanda se fortaleció a partir de la obra de Jacobus Arminius, profesor de la Universidad de Leiden. Después de su muerte, sus seguidores encabezados por Simón Episcopius escribieron el manifiesto Remonstrance, el cual sostenía cinco puntos:

  1. La Caída del Hombre: La humanidad ha caído en el pecado, pero, Dios ha determinado salvar a través de Jesucristo aquellos pecadores que por la gracia del Espíritu Santo creen en El, pero deja en pecado al incorregible y el incrédulo que se resiste a la gracia.
  1. La expiación: Cristo murió por toda la especie humana (1Timoteo 2:3-4, pero nadie excepto el que cree tiene remisión de pecado (Juan 3:15-18, Marcos 16:16.
  1. La Salvación: El hombre no puede de sí mismo ni de su propia voluntad hacer nada verdaderamente bueno hasta que haya nacido de nuevo por Dios, en Cristo, por medio del Espíritu Santo.
  1. La Gracia de Dios: Toda buena obra o movimiento en el regenerado debe ser adjudicada a la gracia de Dios, pero su Gracia no es irresistible.
  1. El Final de los creyentes: Aquellos que son incorporados en Cristo por medio de la fe verdadera, se les ha dado el poder por medio de la ayuda y la gracia del Espíritu Santo para perseverar en la fe. Pero es posible para el creyente caer de la gracia (Mateo 24:9-13, Marcos 13:13, Lucas 21:19).

Antes de Arminius, Menno Simons había escrito y polemizado contra la doctrina de la predestinación y sostenido que Dios ha dejado vida y muerte a nuestra elección deuteronomio 29:15-20) y no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan , vayan al conocimiento de la verdad y sean salvos (2Pedro 3:9, Ezequiel 33:10-20). Así, los menonitas holandeses encontraron afinidades con los arminianos tanto en su rechazo a la persecución religiosa, como en la oposición a la concepción calvinista de la predestinación. Los bautistas John Smyth y Thomas Helwys, exiliados en Ámsterdam entre 1606 y 1612 fueron influenciados por el arminianismo y sus seguidores son hoy conocidos como Bautistas Generales, por su convencimiento de que Jesús murió para salvar a todos los hombres que crean en Él.

Los metodistas, como su fundador John Wesley, defendieron los criterios armnianos creen que mientras Dios es omnipotente y conoce las decisiones que los individuos van a tomar, Él todavía le da el poder a los individuos para escoger o rechazarlo todo, sin importar las condiciones externas o internas relacionadas con la decisión. Por ejemplo, cuando Jesús fue clavado a la cruz, los dos asesinos, uno de cada lado, estaban a punto de morir. Solamente uno pidió a Jesús el perdón, mientras que el otro, incluso al borde de la muerte y sin nada que perder, decide burlarse del mismo. En el punto de vista de los Metodistas y otros que creen en el libre albedrío, esto fue la escogencia entre la vida y la muerte eterna.

También fue adoptada la teología arminiana en el siglo XIX por el movimiento restauracionista de los Discípulos de Cristo e Iglesias de Cristo. Actualmente las tesis arminianas han llegado a tener aceptación entre cristianos de diferentes denominaciones de varios países.

En el catolicismo [editar]

Teólogos de la Iglesia Católica abrazan la idea del libre albedrío, pero generalmente no ven el libre albedrío existiendo aparte o contradiciendo la Gracia divina. San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino escribieron extensamente sobre el libre albedrío, con Agustín concentrándose en la importancia del libre albedrío en su respuesta a los Maicéanos, y también en las limitaciones de un concepto de libre albedrío ilimitado como negación de gracia, en sus refutaciones de Pelagio. El énfasis del catolicismo cristiano en el libre albedrío y gracia es generalmente contrastado con la predestinación de la cristiandad protestante especialmente después de la contrarreforma, pero entender conceptos que difieren acerca del libre albedrío, es tan importante como entender los diversos conceptos de la naturaleza de Dios, centrándose en la idea en que Dios puede ser todopoderoso y omnisapiente aunque la gente continúe ejercitando el libre albedrío, ya que Dios no existe en el tiempo.

En la ortodoxa oriental [editar]

El concepto de libre albedrío será también muy importante en las iglesias ortodoxas, particularmente en las orientales ortodoxas, y muy especialmente en las afiliadas al Cóptico. Muy similar al concepto del judaísmo, el libre albedrío es tratado como axiomático. Todos poseen un libre albedrío que seguirá siguiendo su consciencia y arrogancia, ambas siendo parte del individuo. Mientras uno más sigue la consciencia, se obtienen mejores resultados, y mientras uno más siga la arrogancia, peores serán los resultados. Seguir la arrogancia propia es a veces comparado con los peligros de caer en un hueco al caminar en oscuridad, sin la luz de la conciencia que ilumina el camino. Doctrinas muy similares han también encontrado expresión escrita en el “manual de Disciplina” de los Manuscritos del Mar Muerto, y en algunos textos religiosos baja la posesión de los judíos Beta Israel de Etiopía.

En el mormonismo [editar]

Los mormones o los Santos de los últimos Días creen que Dios le ha dado a todos los humanos el regalo del libre albedrío, siendo la meta última retornar a su presencia. David O. McKay, anterior profeta y presidente de la Iglesia, comunicó: “es el propósito del Señor que el hombre se convierta a su imagen y semejanza. Para que el hombre lo logre fue necesario para el Creador hacerlo primero libre”.

Con respecto al conflicto libre albedrío y predestinación, los mormones opinan que Dios preordenó al hombre en particulares estaciones de la vida, en orden de avanzar Su plan para guiar a la humanidad de vuelta a Su presencia. Estas preordenanzas no eran decretos inalterables, sino llamadas de Dios para que el hombre realizara misiones específicas en su mortalidad. Los hombres son responsables por su propio destino, a pesar de su fe y obediencia a los mandamientos de Dios.

El “libre albedrío” entonces no debería ser interpretado como las acciones sin consecuencias; “Libre” significa que es un don de Dios y las consecuencias deben venir necesariamente como resultado de las decisiones hechas. Aun así el libre albedrío y la contabilidad son complementarias y no pueden ser separadas.

Una diferencia grande, y un punto de vista clave para el entendimiento del libre albedrío mormón, entre los cristianos comunes y los mormones involucra la creencia en una vida antes de la inmortalidad. Los mormones creen que antes que la tierra fuese creada toda la humanidad vivía en una vida preexistente como hijos espirituales de Dios, citando a hebreos 12:9. Aquí Dios, su Padre, nutrió, enseñó y vio los medios para su desarrollo, pero nunca los robó de su libre albedrío, citando a doctrina y convenios 29:35. En este estado persistente ellos podían aprender, escoger, crecer, retroceder, como en la tierra. Esta preparación les permitiría volverse los hombres y mujeres de la tierra, y ser educados posteriormente y probados en la escuela de la inmortalidad para retornar a la presencia de Dios y volverse como Él.

Aun así se cree que la vida preexistente ha sido un período infinitamente largo de probación, progresión y escuela. Algunos de los hijos espirituales de Dios ejercitaron tanto su albedrío que se conformaron con la ley de Dios y se convirtieron en “nobles y grandes”. Éstos fueron preordenados antes de sus nacimientos mortales para realizar grandes visiones para el Señor en esta vida, como fue descrito en el Abraham en los versos 3:22-28. Pero incluso éstos, quienes fueron preordenados para la grandeza podían caer y transgredir las leyes de Dios. Por lo tanto, la mortalidad es simplemente un estado donde la progresión y la probación son continuados así como comenzó en la preexistencia. Sin libre albedrío la mortalidad sería inútil.

En la nueva iglesia [editar]

La Nueva Iglesia, o el Sweedenborgianismo, enseña que cada persona tiene completa libertad para escoger el cielo o el infierno. Emmanuel Sweedenborg, sobre cuyos escritos está fundada la Nueva Iglesia, afirma que si Dios es el Amor mismo, la gente debe tener libre albedrío. Si Dios es Amor, entonces Él no desea daño a nadie: así que es imposible que Él predestine a cualquier persona al infierno. Por otro lado, si Dios es Amor, entonces Él debe amar cosas fuera de si; si la gente no tiene la libertad para escoger el mal como serán simples extensiones de Dios, y el no podrá amarlo como algo fuera de sí. Además, Sweedenborg deja en claro que si una persona no tiene libre albedrío para escoger la bondad y la fe, entonces todos los mandamientos de la Biblia para amar a Dios y al prójimo no tienen valor, ya que nadie puede escoger hacerlos —y es imposible que un Dios que es Amor y sabiduría enseñe mandamientos inconclusos.

En el judaísmo [editar]

La creencia del libre albedrío (Hebreo: bechirah chofshith בחירה חפשית, bechirah בחירה) es axiomática en el pensamiento judío, y está conectada muy de cerca con el concepto de premio y castigo, basado en la Torá.El Versículo 30:19 del Deuteronomio dice “Yo (Dios) te he dado vida y muerte, bendición y maldición: escoge vida”. El libre albedrío es entonces discutido largamente en la filosofía judía, primariamente como el objetivo de Dios en la creación, y después resultando en una paradoja.

Los judíos en la actualidad mantienen discusiones sobre el Libre albedrío y la participación de Dios en las elecciones morales que toman las personas, y el grado de libertad de decidir que posee cada persona.

Las enseñanzas tradicionales sobre la creación, particularmente influenciado por el misticismo judío, son que “este mundo es como un pasillo para el Mundo Venidero” (Pirkei Avoth 4:16). “El hombre fue creado con el solo propósito de regocijar a Dios, y derivando el placer del esplendor de Su presencia… el lugar donde esta alegría se dará es en el Mundo Venidero, que fue creado expresamente para esto; pero el camino al objeto de nuestros deseos es este mundo…” (Moshe Jaim Luzato, Mesillat Yesharim, Cap.1).

El libre albedrío es requerido en la justicia de Dios, “de otra manera, el Hombre no obtendría ni rechazaría actos de bondad sobre los cuales él no tendría control.”[13] Es entendido posteriormente que para que el Hombre pueda tener un libre albedrío verdadero, no debe tener solamente esto internamente, sino también un ambiente que permita una decisión entre obediencia y desobediencia. Dios, así, creó el mundo para que bien y mal puedan operar libremente;[13] esto es el significado de la máxima rabínica , “todo está en las manos del Cielo menos el miedo al Cielo” (Talmud, Berachot 33b). En la literatura Rabínica, hay mucha discusión entre la omnisciencia de Dios y el libre albedrío. La visión representativa es que “todo está previsto; aun así, el libre albedrío es dado” (Rabí Akiva, Pirke Avot, 3:15). Basado en el entendimiento, el problema es descrito como una paradoja, más allá de nuestro entendimiento.

“El Sagrado, Bendito sea, sabe todo lo que pasará antes de que haya pasado. ¿Sabrá Dios si una persona particular será buena o mala, o no lo sabrá?, si Él lo sabe, será imposible para esa persona no ser buena, y así demuestra que no conoce todo lo que Él ha creado...El Sagrado, Bendito sea, no tiene temperamentos y está fuera de dichos ambientes, a diferencia de la gente, cuyos seres y temperamentos son dos cosas separadas. Dios y sus temperamentos son uno, y la existencia de Dios está más allá de la comprensión del hombre… No tenemos las capacidades de comprender cómo El Sagrado, Bendito Sea, conoce todos los eventos y su creación. [Sin embargo] se sabe sin duda que la gente hace lo que quiere sin El Sagrado, Bendito Sea, forzándolos a hacer algo… Es dicho por esto que un hombre es juzgado de acuerdo a sus acciones.” (Maimonides, Mishne Torá, Teshuva 5:5)

La paradoja es explicada, pero no resuelta, al observar que Dios existe fuera del tiempo y por lo tanto, su conocimiento del futuro es exactamente el mismo conocimiento del pasado y del presente.[13] Así como su conocimiento del pasado no interfiere con el libre albedrío del hombre, tampoco en un futuro. Una analogía es aquella del viaje en el tiempo: El viajero del tiempo, habiendo regresado del futuro, sabe previamente lo que alguien hará, pero mientras él sabe esto, este conocimiento no causa la acción del sujeto; el sujeto tuvo libre albedrío incluso cuando el viajero del tiempo tuvo un conocimiento previo. Esta distinción entre conocimiento previo y predestinación, es discutido por la crítica de Maimonides Abraham Ibn Daud; véase Hasagat HaRABaD ad loc.

Aunque lo previo representa la vista mayoritaria en el pensamiento rabínico, hay muchos grandes pensadores que resuelven la paradoja al excluir explícitamente el divino conocimiento previo. Ambos, Saadia Gaon y Judah ha-Levi mantienen que “las decisiones del hombre preceden al conocimiento de Dios.” Gersónides sostiene que Dios sabe, de antemano, las decisiones abiertas a cada individuo, pero no conoce que decisión el individuo en su libertad tomará.

Isaiah Horowitz toma el punto de vista de que Dios no puede saber cuáles elecciones morales tomarán las personas, pero que, sin embargo, no deteriora su perfección.

La existencia del libre albedrío y la paradoja descrita anteriormente está ligada cercanamente al concepto de Tzimtzum. Tzimtzum apoya la idea de que Dios “contrajo” su esencia infinita, para permitir la existencia de un “espacio conceptual”, en el cual un mundo finito, independiente pudiese existir. Esta “constricción” hizo posible al libre albedrío, y seguidamente el potencial para heredar el potencial y el Mundo Venidero. Más allá, de acuerdo con la primera aproximación, está entendido que la paradoja de la omnisciencia del libre albedrío provee un plano temporal paralelo a la paradoja inherente dentro de Tzimtzum.

En la garantía del libre albedrío, Dios, de alguna manera ha “disminuido” su conocimiento previo para permitir la acción independiente del hombre; Él posee su conocimiento previo y aun así el libre albedrío existe. En el caso de Tzimtzum, Dios ha contraído su esencia para permitir la existencia independiente del hombre; aun así es atractivo y trascendente.

En el pensamiento judío, el libre albedrío es todavía discutido en conexión con la Teología Negativa, la Divina Simplicidad y la Divina Providencia así como los principios judíos de la fe en general.

En el islam [editar]

El islam enseña: Dios es omnisciente y omnipotente; lo ha sabido todo por la eternidad. Pero aún, hay una tradición de libre albedrío para que el hombre reconozca la responsabilidad de sus acciones, la cual ha sido extraída del Corán.

Así está escrito en el Corán: “Nadie cargará el peso de otro.” El libre albedrío es la base sobre la cual uno puede ser castigado o recompensado en la vida posterior.

En la cultura popular [editar]

Una de las más famosas historias del libre albedrío es el relato de Frank R. Stockton de 1882 titulado ¿La Dama o el Tigre?, en la que la protagonista se somete a una difícil decisión. En el relato de ciencia ficción de Larry Niven Todos los Caminos de la Miríada toma la teoría del libre albedrío de los universos múltiples a un "reductio ad absurdum".

Tanto en la trilogía de The Matrix como en la película The Devil's Advocate existen muchas referencias al libre albedrío y a la importancia de hacer nuestras propias elecciones. En Bruce Almighty al personaje principal, Bruce Nolan (Jim Carrey), le fueron dados los poderes de Dios por un período de tiempo con la advertencia de que «no podía interferir con el libre albedrío». En la película Donnie Darko, el personaje principal puede ver lo que Dios planea que la gente haga, una implicación del pensamiento cristiano del libre albedrío.

En los videojuegos de la serie Legacy of Kain, uno de los personajes principales, Raziel, es el único con libre albedrío. Todos los otros personajes son dominados por la Rueda del Destino y a ellos sus líneas del tiempo fueron escritas desde el inicio hasta el final mientras Raziel tenía oportunidad para cambiar su línea de tiempo como él lo eligiese usando varias máquinas del tiempo.

Véase también [editar]

Referencias [editar]

  1. Lawhead, Willaim F. The Philosophical Journey: An Interactive Approach McGraw-Hill Humanities/Social Sciences/Languages p. 252 (inglés)
  2. Ibid. p. 254
  3. Lawhead, Willaim. The Philosophical Journey: An Interactive Approach McGraw-Hill Humanities/Social Sciences/Languages p. 255
  4. a b Vihvelin, Kadri, "Arguments for Incompatibilism", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter 2003 Edition), Edward N. Zalta (ed.), (en línea)
  5. Suppes, P., 1993, “The Transcendental Character of Determinism,” Midwest Studies in Philosophy, 18: 242-257.
  6. Spinoza, Baruch, Ethics, Book III, page 2, note; Book II, page 48; Book I, apéndice.
  7. Durant, Will, The Story of Philosophy, pag 136.
  8. Schopenhauer, Arthur, The Wisdom of Life, p 147
  9. Libet, (2003). "Can Conscious Experience affect brain Activity?", Journal of Consciousness Studies 10, nr. 12, pp 24 - 28.
  10. Wegner "The Illusion of Conscious Will"
  11. Fate and Free Will (inglés)
  12. Freedom of the Will, 1754; Edwards 1957-, vol. 1, pp. 327.
  13. a b c aish.com (inglés)
  • Bischof, Michael H. Kann ein Konzept der Willensfreiheit auf das Prinzip der alternativen Möglichkeiten verzichten? Harry G. Frankfurts Kritik am Prinzip der alternativen Möglichkeiten (PAP). In: Zeitschrift für philosophische Forschung (ZphF), Heft 4, 2004. (alemán)
  • Muhm, Myriam: Abolito il libero arbitrio - Colloquio con Wolf Singer, in: L'Espresso,19.08.2004 http://www.larchivio.org/xoom/myriam-singer.htm
  • Morris, Tom Philosophy for Dummies For Dummies (inglés)
  • Lawhead, Willaim F. The Philosophical Journey: An Interactive Approach McGraw-Hill Humanities/Social Sciences/Languages (inglés)
  • Inwagen, Peter van An Essay on Free Will Oxford: Clarendon Press (inglés)
  • Schopenhauer, Arthur, On the Freedom of the Will, Oxford: Basil Blackwell ISBN 0-631-14552-4

Enlaces externos [editar]